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domingo, 13 de diciembre de 2020

El Maestro de Armas (Norma, 2017) Xavier Dorison, Joël Parnotte


 

        Estamos en el S. XVI, concretamente en 1537, y en las recónditas montañas nevadas francesas, una pequeña expedición protestante, guiada por el que fuera Maestro de Armas del Rey (Hans Stalhoffer), intenta llegar a Suiza, con una Biblia muy peculiar en su poder, para ser editada en dicho país. La Biblia, en vez de latín, está escrita en francés, y los católicos quieren a toda costa que la Biblia llegue a Suiza, se edite y se propague en la lengua vulgar. 


        Paralelamente, el viejo Hans Stalhoffer, mantiene un duelo con el nuevo Maestro de Armas (católico) del Rey Francisco I de Francia, sobre cual es mejor espada: La espada larga y tradicional que defiende Stalhoffer, que viene de la Edad Media… O la espada ropera, que usa magistralmente, el conde de origen italiano Maleztraza (una especie de Iñigo Montoya requetemalvado y pérfido). 


        En este cómic, “El Maestro de Armas” (Norma, 2017) de Xavier Dorison (guion) y Jöel Parnotte (dibujo y color) confluyen varias temáticas del primer tercio del S.XVI: La aparición del protestantismo en Europa con Lutero, y las intestinas guerras civiles que por motivos religiosos se mantendrán en Francia entre cristianos, entre los llamados Hugonotes (protestantes calvinistas) y los “Papistas” (Católicos). Igualmente, hay una historia, una pugna muy interesante, entre dos maestros de esgrima: Uno viene de la tradición medieval, y ha ganado muchísimos combates, duelos y torneos con su espada larga. Otro aboga por la Edad Moderna, por la sofisticación de la espada ropera, ligera, y tan barata que no solo la lleva la nobleza al cinto. Este cambio de Era o de Edad, que en la época no era perceptible se nota, además, cuando hay señores que quieren seguir cobrando lo que en la Monarquía Hispánica (concretamente en Cataluña) llamábamos los “Malos Usos” a los campesinos: El derecho a cobrar por coger leña del bosque, por cazar, por usar recursos al fin y al cabo, que junto al cobro del Diezmo por parte de la Iglesia, posiciona a los católicos, amarrados a dichas tradiciones, como los “malvados” del cómic. Se echa, quizás en falta, una mención más destacable al panorama internacional, donde Carlos V era amo y señor de Europa, muy por encima del aquí admirado Francisco I.


        El cómic es una “road movie” en cierto aspecto (con algunos puntos, salvando las distancias, que me han recordado a los cómics de “The Witcher”), una huida hacía Suiza huyendo de la intolerancia, como muchas películas de la Segunda Guerra Mundial, donde los judíos intentaban huir al libertario país de los quesos y las cimas, obviando que los calvinistas no eran, precisamente, unos inocentes adorables (que se lo digan, por ejemplo, a Miguel Servet, sin ir muy lejos).

No me digáis, que este tipo no os recuerda a Klaus Kinski en la película "Aguirre. El azote de Dios"

        Con mucha acción, un gran colorido, y unos aspectos, ya comentados, francamente interesantes, (Dorison ya nos adelanta en su prólogo la postura de los dos autores), no deja de ser un cómic ameno, y de hecho, personalmente os lo recomiendo. 


           P.D: Por cierto: Existió un Maestro de Armas alemán, en el S.XV, llamado Hans Talhoffer, pero murió unos cincuenta años de los hechos aquí narrados, y siendo muy católico el tipo, dejando escritas algunas de sus técnicas y saberes.

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