Estamos en el S. XVI, concretamente en 1537, y en las recónditas montañas nevadas francesas, una pequeña expedición protestante, guiada por el que fuera Maestro de Armas del Rey (Hans Stalhoffer), intenta llegar a Suiza, con una Biblia muy peculiar en su poder, para ser editada en dicho país. La Biblia, en vez de latín, está escrita en francés, y los católicos quieren a toda costa que la Biblia llegue a Suiza, se edite y se propague en la lengua vulgar.
Paralelamente, el viejo Hans Stalhoffer, mantiene un duelo con el nuevo Maestro de Armas (católico) del Rey Francisco I de Francia, sobre cual es mejor espada: La espada larga y tradicional que defiende Stalhoffer, que viene de la Edad Media… O la espada ropera, que usa magistralmente, el conde de origen italiano Maleztraza (una especie de Iñigo Montoya requetemalvado y pérfido).
En este cómic, “El Maestro
de Armas” (Norma, 2017) de Xavier Dorison (guion) y Jöel Parnotte (dibujo y
color) confluyen varias temáticas del primer tercio del S.XVI: La aparición del
protestantismo en Europa con Lutero, y las intestinas guerras civiles que por
motivos religiosos se mantendrán en Francia entre cristianos, entre los
llamados Hugonotes (protestantes calvinistas) y los “Papistas” (Católicos).
Igualmente, hay una historia, una pugna muy interesante, entre dos maestros de
esgrima: Uno viene de la tradición medieval, y ha ganado muchísimos combates,
duelos y torneos con su espada larga. Otro aboga por la Edad Moderna, por la sofisticación
de la espada ropera, ligera, y tan barata que no solo la lleva la nobleza al
cinto. Este cambio de Era o de Edad, que en la época no era perceptible se
nota, además, cuando hay señores que quieren seguir cobrando lo que en la
Monarquía Hispánica (concretamente en Cataluña) llamábamos los “Malos Usos” a
los campesinos: El derecho a cobrar por coger leña del bosque, por cazar, por
usar recursos al fin y al cabo, que junto al cobro del Diezmo por parte de la Iglesia,
posiciona a los católicos, amarrados a dichas tradiciones, como los “malvados”
del cómic. Se echa, quizás en falta, una mención más destacable al panorama
internacional, donde Carlos V era amo y señor de Europa, muy por encima del
aquí admirado Francisco I.
El cómic es una “road movie”
en cierto aspecto (con algunos puntos, salvando las distancias, que me han
recordado a los cómics de “The Witcher”), una huida hacía Suiza huyendo de la
intolerancia, como muchas películas de la Segunda Guerra Mundial, donde los
judíos intentaban huir al libertario país de los quesos y las cimas, obviando
que los calvinistas no eran, precisamente, unos inocentes adorables (que se lo
digan, por ejemplo, a Miguel Servet, sin ir muy lejos).
Con mucha acción, un gran colorido, y unos aspectos, ya comentados, francamente interesantes, (Dorison ya nos adelanta en su prólogo la postura de los dos autores), no deja de ser un cómic ameno, y de hecho, personalmente os lo recomiendo.
P.D: Por cierto: Existió un
Maestro de Armas alemán, en el S.XV, llamado Hans Talhoffer, pero murió unos
cincuenta años de los hechos aquí narrados, y siendo muy católico el tipo,
dejando escritas algunas de sus técnicas y saberes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario