Shia LaBeouf escribió el
guion de “Honey Boy” (2019) mientras hacía terapia. Escribió su propia vida, o
al menos, grandes retazos de ella, interpretando él mismo uno de los papeles principales,
el de su padre.
La historia de Otis, un joven actor de doce años, un niño, que trabaja como “doble” en películas y shows, viviendo en sitios de mala muerte, moteles, rodeado de gente no muy recomendable, y siendo explotado por su padre (que es el propio Shia LaBeouf). Un tipo bastante impresentable, hortera, fumeta, antiguo payaso de rodeos, que hace de su representante mientras le da una infancia de mierda llena de situaciones estresantes, insultos (se ríe del tamaño de los genitales del chaval), reproches y falta absolutamente de todo (menos alcohol y broncas). La madre, ni está ni se la espera.
La película va y viene en el tiempo. Y el espectador ve como acaba Otis en su edad adulta, con rehabilitaciones y con un pasado que le persigue, y que le marca el camino en la vida. Al final, en los títulos de crédito iniciales, vemos imágenes reales de los protagonistas, Shia LaBeouf, y su padre.
No está mal, y supongo que le serviría para expulsar ciertos demonios que el actor llevaba dentro. Tiene un punto de desesperanza y soledad, tristeza, pero creo que el mensaje final apunta hacia algo positivo, y afortunadamente no se pasa con el metraje.
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