Con “The Souvenir”
(2019) me ha ocurrido, que, los cuarenta primeros minutos, he estado bostezando
a base de bien. No sabía adónde iba la película, y me estaba pareciendo un
tostonazo de mucho cuidado.
Estamos a principios de
los ochenta: Gran Bretaña, el IRA poniendo bombazos, la Thacher en el Gobierno…
Julie, una joven estudiante de cine, prepara un largometraje, que será rodado
en Southampton. Conoce a Anthony, un tipo mayor que ella, culto e introvertido,
que dice trabajar para el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, y que
viste bastante bien (a mí el actor me ha parecido, físicamente, una mezcla de
Orson Wells a sus treinta años, Buñuel y Churchill). Julie poco a poco se
enamora de él, y él pronto se va a vivir con ella, y comienza a pedirle dinero.
Al principio, pequeñas cantidades, y posteriormente, más elevadas.
La relación se vuelve
completamente tóxica, mientras discuten de cine, de política, hablan de arte
(el título viene por un cuadro de Fragonard), de Venecia y de la vida, y suena
una banda sonora, a veces, muy tipo “Woody Allen” (que, por otro lado, me
encanta). Después viene ese minuto cuarenta al que os hago referencia, y ya
empiezas a encajar piezas.
No me ha parecido mala
película, pero si es cierto que le sobran treinta o cuarenta minutos largos, para que
hubiera tenido más ritmo y no parecer tan plomiza. La dejo, desde luego, a
vuestra elección.
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