“Ghosts of war” es una
película que aúna dos de mis temas favoritos: El terror y la Segunda Guerra
Mundial. Parte de una idea original, que
es precisamente esa, unir fenómenos paranormales a un pequeño grupo de soldados
que se mueven por la Francia ocupada de 1944, aunque al final se va de madre,
y mucho (aunque eso no lo voy a contar).
Sin embargo, pronto
comienza a fallar en algunos planteamientos, y esto pasa por no tener un asesor
histórico, como por ejemplo (y no los voy a poner todos): Los soldados
estadounidenses demuestran una brutalidad un tanto inusitada cuando se
encuentran con un pequeño grupo de oficiales nazis (comandados por el “malo de
Titanic”), a los cuales asesinan cruelmente a pesar de estar heridos y despojan
de todo lo que llevan de valor (muelas incluidas). Esas acciones comenzaron a
ser algo generalizadas tras la Batalla de las Ardenas (por Malmedy), pero
antes, no se les ocurriría matar a un Mayor a sangre fría, por lo que yo sé (y
algo, os aseguro, que sé).
Posteriormente, se
encuentran a unos judíos huyendo con el característico pijama de rayas por la
mitad de la campiña francesa, algo bastante inaudito, cuando el único campo de
referencia fue Struthof-Natzweiler (en Drancy eran agrupados y deportados, y el
resto no llegó a ser liberados hasta prácticamente diciembre del 44 o final de
la guerra), y el francotirador del grupo que se les acerca) viste una casaca
alemana, algo también impensable, pues te montaban un Consejo de Guerra o un
Juicio Militar por vestir el uniforme del bando contrario (que se lo digan a
Skorzeny, que fue juzgado por ello en Nuremberg). Una cosa es que le robaras
calcetines o botas a un muerto, pero de ahí a ponerse casacas, uniformes o
chaquetas militares del bando contrario… Hay un paso.
Más tarde, nos enteramos
que la misión de los soldados es llegar a una vieja mansión, que fue Cuartel
General Nazi hasta que la 82º Aerotransportada los echó de allí. Curiosamente,
los soldados que relevan no les dicen que la Mansión está encantada (los
fantasmas se comunican en morse y en inglés), y no solo eso, los nazis (cuyas
insignias están mal presentadas) no se llevaron ni una sola obra de arte del
S.XIX, no cuela.
Después de todo esto,
ya se les va la pinza a los guionistas en los últimos veinte minutos, y todas
tus sesudas reflexiones se van por el retrete al ver por dónde van los tiros.
No os quiero explicar por qué ni como, ya que mi intención es que veáis la
película, aunque a mí, su final me dejó un tanto chooooffff, y creo que esta película podría haber dado más de sí,
perfectamente.
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