“El pájaro pintado”
(2019) me ha parecido una película bastante brutal, basada, al parecer, en una
novela de idéntico nombre (Jerzy Kosinski, 1965), pero más fuerte aún si cabe.
Rodada en integro
blanco y negro, la acción se desarrolla en algún lugar de Europa del Este que
no he conseguido identificar durante la Segunda Guerra Mundial. Un niño judío (posiblemente
también de etnia gitana, aunque eso no se llega a aclarar) de nombre
desconocido (se aclara al final de la película) inicia una “road movie” en
busca de sus padres (o eso es lo que creemos, porque el nene no pía nunca) tras
un primer palo. Todo en su viaje, son desgracias y deshumanización por doquier.
Como una especie de “Lazarillo de Tormes” mudo y algo agorero, el niño va encontrándose
con una serie de personas en su periplo, a cual más loco o extraño, siendo la
cinta en sí una crítica a la violencia física y mental, al abuso, al sinsentido
de la guerra, a la intolerancia étnica y religiosa y a la hipocresía de la
Iglesia, entre otras muchísimas cosas, dejando a las “Pinturas Negras” de Goya
como anecdóticas, pues el cuadro que nos plantea es brutal, con asesinatos por
parte de nazis o sus acólitos, palizas por parte de parroquianos y xenofobia y
odio en su máximo apogeo. Solo alguna vez, se ve algo de humanidad (y
curiosamente, en un viejo soldado alemán y en un viejo cura enfermo), pero la
crueldad campa a sus anchas en sus casi tres horas de metraje, que, por otro
lado, nos regala muchos silencios y una fotografía increíble, que recuerda a
algunas fotografías de la Guerra Civil española (sobre todo, las de ámbito rural).
Llama la atención el
papel, bastante visible, que juega la superstición, la brujería, el paganismo y
la superchería, que nos lleva a pensar que estamos en el medievo o en una
Europa del tiempo de los vikingos en esta zona oriental europea. El sexo,
también está muy presente, incluso relacionado con esa superstición campera, de
brujas o endemoniados.
La película es, desde
luego, de las que no te dejan indiferente, Refleja muy bien las atrocidades de
la guerra, la incultura de la gente, y la perdida de razón por parte de casi
todos los personajes. El niño es un mero hilo por este laberinto organizado por
partes, con el nombre de cada personaje que se cruza con el niño, que acaba
siendo parte del engranaje, un superviviente nato, con un hijo de puta
(posiblemente) dentro. Os la recomiendo.
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