Los que conocemos a
Fidel Martínez, llevamos este horrendo 2020 esperando que sacara “Sarajevo Pain”
(Norma, 2020). Desde enero, sabía que su
nuevo cómic iba a salir en marzo, que iba a tratar sobre un tema necesario y no
tratado en los cómics, ni siquiera en nuestros manuales de Historia contemporáneos,
con la suficiente claridad y precisión, como es la Guerra de Yugoslavia, que
nos pilló a contrapié, como algo lejano y ajeno, y que resulta que estaba a
nuestras puertas, y que fue, posiblemente, una de las mayores vergüenzas europeas
de los últimos años.
Después llegó el
maldito covid19, coronavirus, plaga que aun sufrimos en nuestro día a día, y
aquel cómic se retrasó hasta este presente mes de julio, que ha sido cuando he
tenido el placer de tenerlo en mis manos, y de poder disfrutarlo. Y tanto ha
sido así, que he hecho algo que no suelo hacer: Leérmelo dos veces. El motivo
me ha parecido obvio. Es un cómic que engloba tanto, tantísimos puntos de
vista: Étnicos, religiosos, históricos, hasta artísticos, que no quería dejarme
atrás nada. Y, a pesar de ello, creo que algo se me ha podido escapar. Algo
merece ser rescatado del tintero.
Fidel nos lleva a
aquella Yugoslavia que se desmorona a principios de los noventas en guerras y
barbaridades abominables, a través de los ojos, del punto de mira de un
francotirador serbio, que relata su historia. También vemos los puntos de vista
de dos niños, concretamente de uno, Amir, a través de los cómics que lee y que extrapola
a la situación que vive, entre fuego de mortero, tiros y bombas, y en la que
hay un hueco para la amistad con una chica, a cuyo padre mataron de un certero
tiro en la plaza en la que no quiere jugar con Amir.
El arte hace su
aparición y se pone al servicio de los más necesitados, para narrar el horror.
Tal como hizo Goya. También la historia que intenta explicar el porqué de ese
conflicto intestinal y nacionalista, que durante tantos años supo afrontar el
mariscal Tito, pero cuya desaparición hizo estallar aquel avispero religioso y
étnico, por los cuatro costados.
La esperanza de sus
protagonistas reside en la esperanza de que todo acabe, de que regrese el ser
amado, de que todo sea ya un pasado sin odio ni rencor, mientras los europeos y
sus soldados del unprofor miran para
otro lado.
Con una técnica muy
personal, que a mí me recuerda poderosamente a los expresionistas alemanes, y a
sus xilografías de la República de Weimar. Fidel nos lleva a través de un
riguroso blanco y negro, de personajes angulosos, a mostrarnos lo que fue una
vergüenza de diez largos años de odios, muertes, venganzas y francotiradores,
de sitios y guerras intestinas, donde no se esperaba a Dios en un Sarajevo
moribundo y humeante. Ni que decir tiene, que tenéis que leerlo. Es una
verdadera maravilla.
P.D: No os dejéis atrás
“Fuga
de la Muerte” y “Cuerda
de presas”, que ya comentamos aquí hace unos años. No os defraudarán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario