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domingo, 15 de mayo de 2016

Fuga de la Muerte. Fidel Martínez

Volver a tener, entre las manos un cómic, de un autor como Fidel Martínez es, simple y llanamente, una gozada. Siento predilección por todo lo que firma este autor, igual que me sucede con Paco Roca, y a fecha de hoy es uno de mis 6-7 autores españoles favoritos del panorama actual de este país.

 (Fuga de la Muerte)


 Fidel Martínez es sinónimo de calidad. Ya lo comenté hace unos meses, cuando dediqué una entrada a su “Cuerda de presas” en este Patio-Lavadero. Su dibujo, muy característico, que a mi tanto me recuerda a los expresionistas alemanes de “El Puente, y sus planchas xilográficas. Nolde y compañía, sacando el jugo máximo a la madera. Pues Fidel te hace lo mismo con las tintas, con el juego de huecos y llenos, con el blanco y con el negro, te hace magia, expresiva y directa, comunicadora desde el principio. Su dibujo ha evolucionado, claro que sí, pero sigue siendo igual de bueno, igual de claro para expresar situaciones, emociones y sentimientos. Es un arte brutal. Tan brutal, como necesario.

 ¿Y que nos trae Fidel Martínez en “Fuga de la Muerte”?, pues la interesante historia del poeta rumano Paul Celan. Desde su infancia en la región de Bucovina, donde ya le vemos desde pequeño destacando en los idiomas, hasta el fin de su cautiverio en un campo de trabajo de Moldavia. La historia de Paul corre paralela a sus poemas, a su interés y amor por la lengua alemana, inculcado por su madre, y a su pasión por vivir, en un mundo que sucumbe a su alrededor, ante el fracaso primero de la revolución soviética que se presenta como una farsa, y ante el horror terrible del nazismo que arrasa con toda la humanidad de las personas.
 (Paul Celan)

 El poeta se salvará. Tontea con el suicidio. En el puente de Mirabeau de París. Lo vemos en el epílogo recitando “Todesfuge” (Fuga de la Muerte), ese poema por el cual (creo yo) es más reconocido, y en el que habla del campo de concentración de Auschwitz. Marcado para siempre. Paul no llegará nunca a recuperarse de aquel infierno nazi que le torturó, y que se llevó a sus padres. Su padre, muerto de tifus. Su querida madre, asesinada de un balazo en la cabeza en Ucrania.
 (Paul Celan)

Las diez últimas páginas del cómic son, en mi opinión, las más impactantes. Hay una sucesión de imágenes que no necesitan el acompañamiento, siquiera, de una sola y triste vocal. Hablan solas. Impresionan. Fidel, como siempre, muy recomendable.

P.D: La imagen de la portada es mía. Y las otras las he encontrado en la Red, aquí y allí.



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