¡Qué jartura de llorar con “El amor está en el agua” (2019)!. Estos
japoneses sí que saben hacer animes tristes, de esos que te gastas cuatro
paquetes de pañuelos de papel viéndolos de tanto llorar... ¡Ay, qué tristeza
más grande!.
Por un lado, tenemos a una
joven surfista, Hinoko, que se ha independizado de sus padres, se ha
matriculado en la Universidad y disfruta de las olas encima de su tabla de
surf. Por otro lado, tenemos a Minato, un joven bombero que la salva de un
incendio fortuito en su edificio. Desde el primer momento, los dos se enamoran
el uno del otro, siendo la pareja perfecta… Pero, como en toda buena película
japonesa que se precie, sobre todo si es anime, la tragedia llega, y comienzan
las reflexiones sobre la pérdida de un ser querido, el drama sobre cómo llevar
la nueva vida que se presenta, y todo aderezado con una buena banda sonora, y
con el afán de superación de los diversos personajes, que intentarán dar lo
mejor de sí mismos. La historia está llena de casualidades, y todo, hasta los
detalles más nimios, se conectan.
Lacrimógena y colorida como
ella sola, es una historia sobre “pasar página” a la que, quizás le sobre un
poco de metraje, pero que está francamente entretenida. A mí, desde luego, me
ha gustado, y aunque el final es un tanto surrealista, su último minuto remata
muy bien.
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