“Skin” (2019) te va a
recordar, en gran parte, a la mítica “American History X” (1999), con la salvedad,
de que esta película sea de menos presupuesto, pero igual de interesante, al
estar basado en hechos reales, en los de la vida del joven Byron Widner (el
actor es el de “Billy Elliot”), que fue criado desde pequeñito, por una familia
de Skins de Ohio, que, como te podrás imaginar, estaban como una cabra en
bicicleta.
Educado en el odio y en
el racismo más feroz, Byron despierta de la vida que tenía marcada, gracias,
por un lado, al amor de una chica con sus tres hijas, y al apoyo de un activista
negro, Dayle Lamont, que se enfrentó a la banda de Skins, consiguiendo para
Byron una nueva vida, tras borrarse los mil tatuajes que tenía, y no sin antes
sufrir amenazas, tiros y palizas a cascoporro.
Es una película bastante
didáctica, de como funciona el supremacismo blanco en Estados Unidos, con
rollos de raza blanca superior y “Esta tierra es nuestra”, cuando ellos son
hijos de vete a saber que irlandés o británico de turno, mientras adoran a Odín,
a Freya y a toda la mitología nórdica, con los que no tienen nada en común.
En los minutos finales de
metraje, aparecen los personajes reales, y se narra parte de su historia, en la
que está basada la cinta.
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