“La Maldición” (2020) se
suma a la larga lista de películas de terror, malas de narices, que pululan las
estanterías de alquiler en línea. Estoy acostumbrado a ver, y a escribir sobre
películas malas, pero esta es una de las que se llevan la palma, por falta de
originalidad, que echa tufo de película japonesa conocida para atrás (a los
japoneses es difícil ganarles en esto del terror, y menos cuando tratas de
imitarlos), y por fantasmas irrisorios, que no es que den más miedo, es que el
bote que das es porque el volumen de la televisión se sube un 200% (¿Algún director ha pensado, alguna vez, que en la escena del susto, no haya música estridente, solo la escena tal cual? A mi cuando me llega la Declaración de la Renta, no me suenan violines chirriantes, y el infarto es cojonudo). Te matan
del susto de puro tedio.
En la narrativa, tenemos
una casa encantada, por un espíritu vengativo, que murió lleno de ira en la
misma. Su venganza es, que todo aquel que entre en la casa, donde pululan ya
unos pocos fantasmas, vean visiones, se vuelvan medio locos y que acaben
matándose trágicamente. Muchas veces, previamente, los aburre de espanto, y no
sabes bien si es por culpa de la maldición, o que el personaje ha optado por
suicidarse para ahorrar metraje (al cual, como habrás adivinado, le sobra media
hora larga).
Así, vemos la muerte de
diversos personajes y sus tramas en la historia. Pero, la que se supone que es
la protagonista, una policía, tiene cara de palo desde el minuto uno, y eso
deja al espectador con la duda de si es por la casa o por el guión malo de
narices. Es muy típica, tópica… Y para olvidar.
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