Eduardo vive en Londres
desde hace años. En teoría, se va a presentar a una audición, cuando le da un yuyu
y pilla el primer avión a su Valencia natal. Llegando antes a la boda de su
hermano. Una vez allí, se reencuentra con sus viejos amigos de “La banda” de
música, y con Alicia, la novia de siempre de su mejor amigo, por la que empieza
a sentir algo, mientras vuelve a las andadas, confesiones, juergas y tragos con
sus amigos de siempre, y cierra algunas heridas y recuerdos.
Película de corte
costumbrista, que me ha hecho esbozar un par de sonrisas, y donde la melancolía
está muy presente, aparte de los diálogos pausados, casi eternos en muchas
ocasiones, y donde las sonrisas Profiden abundan (esto lo digo con
cierta envidia). Le sobra, en mi opinión, media hora larga.
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