Seguro que habéis oído hablar de “El síndrome de Estocolmo” mil veces.
Sale muchísimo en películas de secuestros y atracos a bancos. Y seguro que
muchas veces, os habréis preguntado, ¿De donde viene ese nombre? La película “El
captor” (2019) intenta darle respuesta a esa pregunta, con una cinta, un tanto
larga, sobre la disparatada y absurda primera vez, en la que un psiquiatra se
refirió a ese hecho, con ese término.
La película difiere bastante del hecho real. Pero, aquí, tenemos a un
atracador de bancos de medio pelo, en pleno 1973, que, sin mayores planes, se
mete en el Banco de Crédito de Estocolmo (Suecia) con un subfusil de asalto,
tomando como rehenes a tres personas, y soltando a varias docenas de otras.
Extravagante, incoherente e inestable, el tipo (el actor Ethan Hawke) solo pide
que liberen a un colega de fechorías que está en la cárcel, y a partir de ahí
empieza a desvariar, mientras que una de las rehenes se siente muy atraída por él,
empáticamente y hasta sexualmente.
Tanta es la atracción, que ayuda en lo que puede a los dos atracadores
(especialmente al que le gusta) para que se salgan con la suya y huyan.
La película se toma bastantes licencias en cuanto a la historia
verdadera, pero llega a hacerse larga al espectador, ya que parece entrar en un
bucle, entre la extravagancia de los atracadores, mezcladas con sus
incoherencias, y los intentos vanos de la policía sueca por hacerse con la
situación sin mucho tacto.
Recomendable si te gustan las películas de atracos, pero advierto que
pierde gas e interés progresivamente avanza, cayendo muchas veces en lo absurdo
(el tipo actúa según van pasando las cosas, sin planes ni reflexiones de ningún
tipo), y es posible, que la olvides con facilidad.
1 comentario:
Hay que verla
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