Los jemeres rojos tomaron
el poder en Camboya en 1975. Con ideología maoísta-comunista, iniciaron una
revolución con la que querían acabar con la propiedad privada, el imperialismo,
y crear una República basada en el trabajo forzoso y el esclavismo. En cuatro
años, asesinaron a 4 millones de personas, hasta que en 1978, se les ocurrió la
“feliz idea” (y digo feliz idea, pero fue horrible, porque si no es por ese
hecho, hubieran seguido más años) de invadir Vietnam, masacrando la aldea
vietnamita de Ba Chuc, asesinando a sus más de tres mil habitantes (solo
sobrevivieron dos), lo cual hizo que Vietnam atacara Camboya y derrocara el régimen
de Pol Pot, a pesar de que este tuviera el apoyo de China, Estados Unidos, Gran
Bretaña o Francia.
“Funan” (2018) es una película
de animación, coproducción franco-belga-luxemburguesa, dirigida por un francés
de origen camboyano (Denis Do) que conoce bien la historia, pues su familia
sufrió la llamada “Kampuchea Democrática”. En la narrativa, nos encontramos a
Chou, que es un padre de familia que vive en la capital, Phnom Penh. Cuando
llegan los jemeres rojos, tienen que dejar atrás sus vidas, a punta de kalashnikov,
y salir a los campos, conducidos por el Partido, a una nueva vida basada en la
esclavitud, el hambre y las torturas.
En su marcha, pierden a
su hijo pequeño, y el único objetivo de Chou y de su mujer, es sobrevivir, para
volverse a encontrar con él algún día, mientras sufren los abusos del régimen genocida
de Pol Pot.
A mi es una película que
me ha gustado mucho. Es de esas películas que considero de obligado visionado,
pues a la gente, en pleno 2020, le preguntas por el genocidio camboyano, y no
te saben decir ni media palabra, y creo que está más en boga que nunca, pues
hoy en día, tenemos muchos aprendices de Pol Pot sueltos, y la historia,
tristemente, tiende a repetirse.
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