Durante este mes de diciembre,
me he estado leyendo “Una historia de España”, de José Luis Corral (Edhasa, 2008),
al cual conozco por ser el asesor histórico de la película de Ridley Scott “1492:
La conquista del paraíso”, y por algunos artículos sueltos que he leído en los
últimos años, en revistas y periódicos digitales.
Pedí ayuda, en algunas redes sociales, para confirmar este dato, que yo desconocía. Y mi amiga Dulce me lo confirmo con información fiable.
Como me gusta comprarme, y
leerme, todas las “Historias de España” que caen en mis manos, pues esta era
una propuesta más a leer. Corral no es Eslava Galán, que es con quién más
disfruto estos temas a la hora de leerlos, pero, en sus poco más de setecientas
páginas, me ha contado algunos pequeños datos que desconocía, y también he
descubierto algunos errores de edición, que, supongo, se corregirían en ediciones
posteriores a la primera, que es la que yo he leído.
Otro dato que desconocía. Construcción de Estados feudales: Portugal, Castilla, León, Navarra, Aragón, y... ¿Barcelona?
El libro se divide en 16
capítulos, desde la prehistoria hasta 2007, y posteriormente, en las páginas
finales, sigue un listado de soberanos y gobernantes (donde ha puesto hasta a
los reyes de taifas, lo cual me ha parecido destacable e interesante), árboles genealógicos,
cronología, una extensa bibliografía (aunque quizás ya un poco antigua, casi en
2020) y un índice onomástico.
No conozco a este rey. Alfonso IX fue rey de León, hasta 1230, año en que falleció, y que coincidió con la llegada de Fernando III El Santo, y la unión definitiva de Castilla y León. Debe ser un error, y tratarse de Alfonso XI.
Para mí, lo más interesante
han sido las treinta o cuarenta últimas páginas, donde Corral enseña el
colmillo y comenta su opinión personal, sobre personajes, hechos y sucesos. Ojo,
no lo critico, para nada, a mi me gusta que los historiadores se mojen un poco,
o mucho, como plazcan, y no pude resistir las ganas de referir algunos de sus párrafos.
Es un libro ameno, al que yo añadiría algún capítulo más en nuevas ediciones, y
yo, ciertamente, lo he disfrutado bastante.
Coincido, completamente, con Corral en esta reflexión. Sobra el Senado, y sobran otras instituciones, que, en pleno S.XXI, no tienen sentido ninguno. Esta parte me ha encantado.
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