Hacía cierto tiempo que
no veía una cinta china, y hoy me ha tocado ver “Sombra” (2018), película sobre
traiciones, y segundas intenciones, ambientada en una distópica China medieval, donde
dos reinos aliados, están enfrentados por la posesión de una ciudad (perdida
por el reino de Pei).
El rey de Pei está como
una cabra. Ve traiciones y enemigos por doquier, y no se fía ni de su
comandante en jefe. Busca la Paz con sus vecinos, porque sabe que militarmente,
son más débiles que ellos. Pero, lo que no sabe, aunque lo sospecha, es que su
comandante es en realidad una “sombra”, un tipo idéntico al original, que,
recluido y enfermo, e imitando aquella famosa escena de “El Zorro”, enseña a la
sombra a ser como él, para poder vencer al enemigo y recuperar la ciudad perdida,
y posteriormente, dar un golpe de estado en Pei.
Toda la película es muy
visual, con un par de escenas de batallas y duelos interesantes, y llena de
traiciones. Se traicionan continuamente, para no perder las buenas costumbres.
La banda sonora es a base de rasgar un instrumento tradicional chino, que, en
malas manos, suena como un gato entallado, y puede aumentar la presión ocular
sin venir a cuento. Hay una escena que recuerda a la historia del caballo de
Troya, y no usan los paraguas como solemos hacerlo el resto de los mortales, sino
que descubren al espectador otros posibles usos y disfrutes del mismo, que
dejan a Locomía como auténticos bebés.
La película me ha
gustado, la recomiendo, aunque le sobra media hora y el instrumento musical.
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