Hoy me he tragado “Géminis”
(2019) de Will Smith, sin esperar encontrarme con un peliculón. Y,
efectivamente, así ha sido. ¿Por qué?, pues porque mezclan muchas historias ya
vistas de películas anteriores, recordando al espectador toda la saga de Bourne,
y todas las películas que alquilaba en el videoclub en los noventa…
Tenemos a un Will Smith
metido a francotirador de élite, el mejor, de esos que le da a una mosca a
ochocientos kilómetros, o a un viajero de un tren en movimiento desde el quinto
pino, sin despeinarse.
El tipo se siente
viejuno, está harto de andar matando al personal… Y se quiere jubilar. Lo cual
no es problema, hasta que se encuentra con un colega que le confiesa que ha
estado matando inocentes, cuando él pensaba estar eliminando a enemigos de la
democracia estadounidense. Esto es muy típico y muy tópico.
Entonces conoce a una
agente encubierta, a la que desenmascara con mucha facilidad, porque es algo
que lleva haciendo toda la vida. Y descubre que le han mandado a algunos
asesinos de segunda división para acabar con él, con la agente, y con todo lo
que se mueva.
Decide huir, y en
Colombia, su “Yo joven”, un doble, exactamente igual, pero con treinta años
menos, le intenta matar usando absolutamente de todo en una escena de acción
trepidante… “Géminis” es, por tanto, un proyecto en que se copia a los mejores
asesinos del planeta, para hacer una tropa de élite entrenada, que no hace
preguntas, y con versiones más jóvenes que los originales. Son clones
mejorados.
Lo malo de “Géminis” es
que, es entretenida, pero ya se ha hecho unas mil veces. Las escenas
digitalizadas, los efectos especiales y las de acción, con balas volando,
explosiones y las caras a lo Nicolas Cage… Todo eso, ya se ha visto. Igualmente,
no ayuda que haya escenas rodadas en penumbra, oscuras, donde no se ve un
carajo. Lo bueno, que, este tipo de cine, entretiene. Es para ver y no pensar,
y olvidar más pronto que tarde.
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