En “Diecisiete” (2019)
tenemos a un chico problemático, Héctor, síndrome de Asperger, aficionado a
leer el código penal, que roba continuamente, y que a la par es pillado una y
otra vez. En la última, lo meten en un Centro de donde intenta escapar muchas
veces, hasta que, con un Programa con perros, conoce a un perro que le hace
cambiar: Oveja.
Un día, se entera de que
han adoptado a Oveja y que no volverá a verlo. Entonces decide escapar, y con
ayuda de su hermano mayor, y de su abuela que está terminal, se verá envuelto
en una “road movie” muy emocional, con una autocaravana con más mierda que el
rabo de una vaca, donde el perro es la excusa para que la familia se
reencuentre: Abuela y hermanos, y se unan haciendo frente a los problemas.
Es una cinta muy
emotiva, donde a la trama principal, le van saliendo “misiones secundarias”,
surrealistas pero divertidas. Lo malo: Que el actor que hace de Héctor,
personaje principal, tiene la expresividad de un palo. Lo bueno: Los paisajes cántabros
(hermosísimos), la historia que es de las que toca la fibra, y el actor que
hace de hermano mayor (Ismael), que lo hace creíble, hace que tire del carro
durante casi toda la película, a base de decir “Tú no has robado nada, he sido
yo”.
Ciertamente es
recomendable. Es un “dramón” de aúpa, resuelto con mucho corazón, humor y
perros.
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