“Tormenta de arena”
(2016) es una película israelí, que me ha sorprendido gratamente. Primero por
su realismo social, y segundo por su buena dirección, mostrando una verdad,
muchas veces desconocida en occidente, que es el papel de la mujer en la sociedad
musulmana de algunos países.
Suleimán, un hombre
casado con Jalila, decide casarse por segunda vez. Tras la boda, decide
aborrecer a su primera esposa, Jalila, y a sus hijas, entre las que se
encuentra la mayor, Layla, que está estudiando en la Universidad. Para Jalila
eso es un golpe duro, pero, además, recibe otro al enterarse de que Layla está
intentando mantener un noviazgo con un joven sin conocimiento de sus padres,
algo prohibido terminantemente, pues es tu padre quien decide con quien sales,
quien es tu novio, y con quien te casas, y su padre ya sabe con quién quiere casarla. Juegan y trafican con las mujeres como el que vende gallinas, y ellas no opinan sobre su futuro, asumen y deben agachar la cabeza.
Así las cosas, Jalila
decide cortar relaciones con su hija, demostrando que en su sociedad las
mujeres no solo no se apoyan entre ellas, sino que son consideradas seres de
segunda categoría con total naturalidad. Layla se debate entre el amor y el
respeto por las tradiciones y su padre. Y, de espectadoras expectantes, ya que
son la nueva generación, tenemos a las niñas pequeñas de la familia.
Creo que, como decía al
principio de la entrada, es una película para despertar conciencias, muy buena,
y que creará inquietudes en algunas personas que tienen idealizadas ciertas
costumbres y religiones. Me ha gustado mucho, y la recomiendo, ciertamente se
pasa en un vuelo y da que pensar.
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