Pues mi amigo Eduardo,
me comentó que había salido la segunda parte de “Trainspotting” (1996),
película que vi en su día, y posteriormente, alguna que otra vez más, ya que es de esas que marcan...
En su día, me encantó.
Me gustó mucho. La historia, la música, las movidas de los protagonistas, el pequeño
doblaje de Santiago Segura (difícil no imaginarse a Torrente con ese doblaje)…
Yo estaba en plena carrera, y a algunos les dio por decir que aquello era mejor
que “La naranja mecánica”, o al menos, equiparable.
Ahora, después de
algunos años, la he vuelto a ver. La película me sigue gustando, a pesar de los
años, no está nada mal. La historia de aquella pandilla de descerebrados, la
mitad metidos en las drogas, o saliendo de ella para volverse a meter, las oportunidades perdidas. No nos sentíamos
identificados, ni mis amigos ni yo, cuando la vimos, porque la juventud
escocesa, o la británica, poco tiene que ver con nosotros, pero todo aquel
surrealismo punk nos atraía, evidentemente. Era como un circo, donde las
funciones no paraban, y todo sucedía en una sociedad de cuadros baratos, atracos
y palos de todo tipo, colchones en el suelo, papel pintado en las paredes de
cartón piedra, sin valores morales de ningún tipo, drogas que la gente
se tomaba como caramelos, y anécdotas para enmarcar.
Eduardo dice que se la
pone a los alumnos para que vean el efecto de las drogas. Yo también lo hice
alguna vez, pero aquella sociedad, de hace 25-30 años, ya no es la de hoy.
Sospecho que ni en Escocia, ni por aquí. Ahora el enganche es el móvil, las
redes sociales, que son las nuevas drogas, que no te matan, pero te dejan
bastante mermado psicológicamente hablando.
P.D: En fin, aunque
siempre me gustó como acababa, veré la segunda… Ahora que sé que existe.
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