“Alita: Ángel de Combate”
(2019) no te ofrece ninguna novedad, ciertamente, más allá del puro y buen
entretenimiento. La historia es vieja, mezcla de otras muchas, basada en un
manga que no he leído (aunque sí vi el anime en su momento, hace casi treinta
años, y, de hecho, creo que debo tener el dvd en el trastero, habrá que
rescatarlo…)
El caso es que nos
encontramos a un científico de Iron City (una especie de ciudad cubana, con sus
arquitecturas coloniales graffiteadas), que, además es caza-recompensas en sus
ratos libres, que se encuentra en un vertedero de la ciudad celestial de Salem
(Celestial porque está en el cielo, no por otra cosa), el medio cuerpo de un
cyborg, que es una chica. Al recomponerlo, porque le recuerda a su hija
fallecida, se da cuenta de que Alita (que es el cyborg) posee habilidades de
combate que ríete tú de toda la Legión, los Geos y Ryu y Ken de Street Fighter
incluidos.
Pronto la chica conoce a
un chico humano, y la atracción surge entre ellos, así como una serie de
malvados tipos que quieren acabar con ella para revenderla en un desguace, como
si fuese el faro de un Citroën antiguo. Pero la chica los tiene bien puestos, y
lo mismo te monta un combate callejero, que te participa en unos juegos
cyberpunks, basados en los circos romanos, donde con la excusa de llevar una
bola en las manos, se trata de matar todo lo que se mueva a tu alrededor (me
recordó a la mítica “Rollerball”, película setentera, hoy tristemente olvidada)
Alita, va descubriendo,
poco a poco, a base de esclarecedoras hostias, parte de su pasado. Tiene más
años que Jordi Hurtado, que ya es difícil, y era parte de un ejército invasor
marciano, derrotado en la última gran guerra, llamada “La caída”… Pero, aquello
ya pasó, y pelillos a la mar…
Resumiendo: Visualmente,
muy buena, aunque Alita tiene unos ojos como puños que dan cierto repelús. Hay
mucha acción, es bastante espectacular, la música es cañera, Jennifer Connelly
nos sigue teniendo enamorados… No te cuenta nada nuevo, nada original, te ves
venir las cosas a la milla de distancia y deja algunos huecos y preguntas por
responder… Pero, se deja ver, y es entretenida.
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