“Extremadura Secreta.
Brujas, sabias y hechiceras” (Almuzara, 2019) es lo primero que me he leído de
Israel J. Espino, periodista con un amplio y notable currículo que me llevaría
media entrada relatar aquí, pero que os aseguro que es envidiable,
conferenciante, escritora y presentadora de programas de televisión,
relacionados con los mitos de nuestra Extremadura.
Como os digo, y bien
digo, es lo primero, pero no va a ser lo último que me lea de Israel, ya que,
tras acabarme esta maravilla de libro, te quedas con ganas de más. Y es que, a
través de sus páginas, me ha demostrado que es experta en estas lides,
conocedora y recopiladora excelente del rico, amplísimo, y desconocido por la
mayoría de nosotros folclore extremeño.
En sus 265 páginas
ofrece un minucioso estudio sobre la relación entre la mujer y la magia, desde
el inicio de los tiempos, que es algo tan atávico como la humanidad misma, y
que siempre nos recuerdan a esas Venus paleolíticas, acaso llenas de un
significado mágico, y las manos impresas (femeninas muchas de ellas) en cuevas
tan extremeñas, y tan antiguas según las últimas dataciones, como las de
Maltravieso. Después, pasamos a la distinción entre Sabias, Hechiceras y
Brujas, dato que yo, que tampoco sea dicho, soy un erudito de la materia,
desconocía totalmente, y que, Israel nos explica a la perfección, con casos de
pueblos, aldeas extremeñas, donde habitaban estas curiosas (para mí) mujeres
del ámbito mágico, conocedoras de hierbas, auténticas botánicas del campo
extremeño, de sus efectos positivos y negativos sobre los humanos. Historias de
hechizos, embrujos y pócimas de complicados ingredientes, conjuros y oraciones,
y que remata con una interesante bibliografía.
De los diversos ejemplos
e historias, el lector saca la conclusión, de que el pueblo más hechizado y
brujeril de Extremadura, es Ahigal, pues son muchos los ejemplos citados sobre
la población mágica de aquellas tierras, brujas no les faltaban, así como
fascinantes historias de sus hechos. Creo que, con este libro, el objetivo es
doble: Primero, que no nos olvidemos del rico folclore que hay en Extremadura,
que no tiene nada que envidiar al de otras Comunidades, y que, como demuestra
la autora, muchas veces está en clara relación, tanto en España, como en la
parte rayana portuguesa. Y, segundo, disfrutar de este folclore, cosa que hoy
en día, a los jóvenes les cuesta mucho, y tradiciones y cuentos, e historias que antes se contaban junto al fogón o en la mesa camilla, desaparecen sin remedio, tristemente. Disfrutar con estas historias,
leyendas, mitos… Que, a pesar de los años, forman también una parte de
nosotros, indubitablemente, es vital para cualquier sociedad que no quiera romper con su pasado, y el extremeño es rico, tremendamente rico, como se demuestra en estas páginas. Y ahí están, recuperados, gracias a “Extremadura
Secreta”. ¿Recomendable el libro? No, recomendable no... Imprescindible.
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