“Border” (2018), es una
película sueca, del director de origen pakistaní, afincado en Suecia, Ali
Abbasi. Y, ciertamente, es una de esas películas que no te deja indiferente
desde el minuto uno.
Tina, es una agente de aduanas
un tanto especial. Es bastante fea para los cánones de belleza a los que nos
tienen acostumbrados (a mí me recordó a Fiona de “Shrek”), con un aire
neandertal. Tiene una característica muy especial: Su olfato. Es capaz de
olfatear la culpabilidad, la humillación, la vergüenza… Y cala a las personas
precisamente gracias a esa habilidad, que la hacen ser un agente muy útil en
aduanas. Además, los animales del bosque se le acercan sin miedo, mientras que
los domésticos (perros) la temen. En lo personal, tiene un padre que está
enfermo de Alzheimer, ingresado, y un novio hippie y capullo que se aprovecha
de ella todo lo que puede, y más.
Un día, en Aduanas
aparece Vore. Vore parece ser su versión masculina. Es un tipo raro, que come
gusanos, tiene sus mismas características físicas y parece ocultar algo, algo
que a Tina se le escapa… Su aparición hará que Tina se plantee quién es, de
donde vino, y porqué es así, una auténtica búsqueda de identidad perdida. Y es
que, en los dos, hay algo raro, atávico, realmente antiguo, que los conecta con
la mitología nórdica directamente…
La película es de cine
fantástico. Bastante original, y con unos giros argumentales que dejan el culo torcioh al más versado en estas lides.
Sinceramente, la recomiendo, porque pocas veces se tiene la oportunidad de ver
un cine tan original.
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