La serie polaca “1983”
plantea, en ocho episodios que tiene su única temporada, un planteamiento muy
interesante, y desaprovechado en mi opinión. Lo cual es, ciertamente, una pena.
Tenemos, por un lado, una realidad paralela, o un futuro distópico, donde el
Comunismo no ha caído, el Muro de Berlín no ha caído, y los ataques terroristas
de un grupo clandestino de demócratas consiguieron que el Partido Comunista se
reforzara más, no solo en Polonia, sino en el gran parte del mundo.
Tenemos una Varsovia que guarda unos estrechos
vínculos con Vietnam, de hecho, tiene un importante barrio conocido como el
Pequeño Saigón. Igualmente, un país que tiene una mierda de parque automovilístico,
pero bastante avanzado en tecnología y construcción. El nivel de corrupción es increíble.
En este escenario, hay un
hecho que marcará la unión de un comisario de policía que no cree en el Sistema
ni en el Partido, y un brillante estudiante de Derecho, hijo del Partido, que
tiene un oscuro secreto y que ve como su profesor preferido, un relevante Juez,
es asesinado por altas instancias. Lo que parece un simple suicidio de un
activista demócrata (perteneciente a un grupúsculo terrorista), desatará una cadena
de acontecimientos, cada vez más liosos e intrincados.
Lo malo es que, según
avanzan los episodios, lo que es una muy inquietante trama de cine negro de
manual, se transforma en un galimatías donde se van añadiendo nuevos hechos,
personajes y subtramas que, lejos que esclarecerse, te lían aún más, perdiendo
gran parte del interés inicial.
Creo que la idea original
es requetebuena, pero el desarrollo posterior pierde fuelle… Por aquí lo dejo.
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