“Thelma” (2017) podría ser el
inicio de una serie de películas noruegas de superhéroes, pero me temo, que,
afortunadamente, no se trata de eso… Pero, podría… (sonrisita maliciosa)
La película ya comienza con
una escena impactante. Un padre y su bella hija rubia, se encuentran con una
cierva. El padre apunta a la cierva, mientras la niña no le quita ojo al
animal, y aprovechando su mirada perdida, el padre cambia el objetivo, de
cierva a cabeza de niña.
Años más tarde, nos
encontramos a una misma Thelma, ya universitaria y muy cristiana ella,
enamorándose perdidamente de una compañera de facultad. Thelma tiene poderes
que expresa, a veces, a través de unos ataques epilépticos que dejan a los
médicos con el culo torcido, ya que no le encuentran explicación ninguna.
La chica tiene muchos traumas
atados en su interior, muchos deseos reprimidos, y aquí entra en escena el
simbolismo de ciertas partes de la cinta. Poco a poco, Thelma va desarrollando
cada vez más sus poderes, y sus padres le cuentan el inicio de los mismos.
Llegado el momento, Thelma decidirá cortar nudos (Dios, su padre…), superar
traumas, y ser ella misma, para lo cual, tomará algunas decisiones…
Como digo, llena de simbolismo,
a mi es una película que me ha tenido muy enganchado. Quizás deba visionarla
nuevamente, más que nada, para captar algunas cosas que no he llegado a captar,
plenamente, a la primera. La recomiendo.
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