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sábado, 10 de junio de 2017

Siempre a tu lado, Hachiko (2009)

(Gere cree que el perro es algún conocido reencarnado)

        No sé si habrá muchas personas que sepan que esta película está basada en un hecho real, acontecido en Japón entre 1923 y 1934. Concretamente en la Estación de Shibuya. Richard Gere aprovechó hace ya unos años esta historia, admirable, entre un perro (de la raza akita) y su dueño (un profesor, tanto en la película como en la vida real).
(El jashondo del Gere enseñando a Hachiko la Ley de la Gravedad)


        Podría hablar, largo y tendido sobre esta historia, sobre sus continuas referencias durante el S.XX, y hasta hoy en día, en películas, series y cómics (One Piece, Futurama o Doraemon, por citar alguna a bote pronto), y con estatua de bronce incluida mediante… Pero resumiendo mucho, en esta versión norteamericana, vemos a un profesor que se encuentra a un cachorro de akita, un pequeño perro japonés máaaaaas lindo, y máaaaaas boniiiico.
(Si el perro hubiera sido español, no hubiera pillado un tren en hora en diez años de espera. Y si además fuera extremeño, hubiera muerto esperando el AVE)

       El caso es que su primer impulso es buscar al dueño del perro. Pero nadie parece ser el dueño de un perro tan chulo, así que decide quedárselo, y de ahí partirá una amistad que irá más allá, incluso, de la muerte.
(Cuando vi a Tagawa, me dije: Ahora empiezan los tiros, ya verás...)


       No es spoiler, que conste en acta magistrado, pero destripo mucho ahora. El profesor muere de un patatús causado por tanto buen rollo que destila la cinta. Y el perro irá todos los días, hasta el fin de sus días, a esperarlo a la puerta de la Estación de Trenes donde se encontraba con el profesor.
(Estatua real de Hachiko en la Estación de Shibuya)


        Puede ser que la hayas visto ya. La película tiene un buen puñado de años. Richard Gere siempre ha tenido tirón, a pesar de sonoras cagadas cinematográficas y de moverse menos que un Fraguel en un congelador. Y si aún no la has visionado, ya me estás tardando. Es una de esas películas imprescindibles, de pañuelos de papel (te jjjaartas de llorar) y corazones encogidos. No dejes de verla.
(Hachiko, en sus últimas)


        P.D: En la película sale Cary-Hiroyuki Tagawa, pero extrañamente, no mata a nadie.
(Los japoneses, muy prácticos, embalsamaron a Hachiko, para delicia de la posteridad. Se encuentra en un Museo de Tokyo)

        P.D.D: Aquí, en España, tuvimos un caso parecido en la figura de Canelo. Sucedió hace casi treinta años, pero yo, como buen abuelo cebolleta, aún me acuerdo. En Cádiz, el perro Canelo estuvo esperando a su dueño doce años (desde 1990 hasta finales del 2002), en este caso a la salida del Hospital Puerta del Mar. Su dueño falleció allí después de unas complicaciones de riñón (creo recordar) y el perro fue mandado a una perrera, para posteriormente volver, tras cumplir condena, al mismo sitio, a esperar. Lo mató un coche que se dio a la fuga y el tema fue bastante sonado. Este es nuestro caso patrio, pero por lo visto, ha habido una veintena de casos, como el de Hachiko, a lo largo de nuestro infecto planeta. Para reflexionar.



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