Reconozco no haberme
leído el libro. Pero de “Palmeras en la nieve” solo me interesaba ver Guinea
Ecuatorial, o al menos la visión que le dan. Recuerdo que, en los ochenta, una
vez un profesor de Geografía comentó en clase: Llegará el día en que España se
arrepienta de haber perdido Guinea Ecuatorial. En su día, la verdad, no lo
entendí. En clase bostezábamos determinadas arengas y Guinea no nos sonaba de
nada. Pero hoy creo, más o menos, entender a qué se refería.
(Cartel de la película: Si pusiera "Pearl Harbor", también colaría)
La película (del libro no
hablo hasta que no me lo lea) es, en mi opinión, un pastelazo de mucho cuidado.
Me recuerda a aquellas viejas superproducciones americanas. Los escenarios, la
fotografía, el paisaje… Impresionante, y quizás poco más. La noche guineana,
casi una copia de aquella imagen de La Habana de los 40-50 del S.XX, faltan los
coches clásicos, bueno, en realidad, sale alguno también… Bandas de música,
trajes impecables, bailes de ensueños, putas… El día, lleno de malvadísimos españoles:
No me pegue más Gwana, por favor Massa, ilumíneme con el blanco de su piel. Ese
rollo nazi de la superioridad racial, discriminación, pensamientos de emancipación.
Plantaciones inhumanas al son de canciones, no preguntes que cantan, cantan para no pensar. Y es que los españoles siempre fueron unos esclavistas,
más que los holandeses, portugueses, estadounidenses e ingleses juntos, si no
que se lo
pregunten a Spielberg y su inolvidable “Amistad”. Los latigazos, a
diario, peores que los belgas en el Congo.
(Estos no salen en toda la película, ya es raro)
Al chico, Mario Casas, no
le entiendo bien cuando habla. Problema mío, no de él. Inexpresivo como una
escultura clásica griega, como el Discóbolo, pero sin el plato. Adriana Ugarte,
en mi opinión, se salva, con frases cosidas con hilo fino, aunque es difícil salvarse entre tanta cursilería y
dialogo realizado a golpe de andamio. Predecible como ella sola, con su buena
dosis de serpientes (60 por metro cuadrado), violencia hacia la raza negra
gratuita (ya digo, era lo normal en la Guinea española, maltratos y vejaciones
diarias, asesinatos, me gusta recalcar esto. Crímenes contra la Humanidad en
todo momento), y ese contraste entre los españoles (civilizados y católicos,
cultos y repipis como ellos mismos) y guineanos (casi todos paganos, con el
pecho al aire, las plumas y el arco, con una buena dosis de hechiceros, brujos
y conjuros, todas esas cosas tan normales). El rigor histórico es indudable…
(Esta foto da un yuyu impresionante, se comenta solita)
Berta
Vázquez, que conozco de la serie Vis a Vis, es imposible no fijarse en ella por
su espectacular belleza. Tampoco tira muchos cohetes actuando, pero salva los
platos. Pero la culpa no es de ellos, de los actores forzados que parecen maniquíes entre tanta palmera, es del culebrón
montado, que en realidad, se sostiene de milagro… No veo que pase nada, en
realidad, la película es muy lenta, aderezada con kikis, que para eso la
película es española, y tiene que haber trinqui. Kikis en el pasado, kikis en
el presente. Todo muy interracial, eso sí, no vaya a ser que nos critiquen.
(Malvados españoles confraternizando con guineanos, antes de que empiecen los latigazos. Nótese el mal rollo)
En fin, película muy recomendable para que
veamos lo malos e hijos de puta que fueron los españoles en las colonias. Otro
sentido no le veo. Yo es lo que me llevo a la cama. Es dificl no odiar un país con un pasado tan malo, con tanto malnacido. Con un ametrallamiento final, merecido claro está, que yo
personalmente desconocía, de españoles en el puerto, a bocajarro, que llegas hasta celebrar con: Oé, oé, oé... (La verdadera
historia, en este enlace: http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2016/01/12/5693dd5cca4741d7618b4627.html
)
Y es que, hay tanto por lo que pedir perdón… Cuanto rigor histórico
(insisto).
P.D: Las fotos no son mías, me las he agenciado de Google. Si hay algún problema de Copyright, avisa, la quito y pongo otra de las miles que hay por ahí pululando...
2 comentarios:
La cuarta foto es mía. Cuando se coge una foto, ( que muchos lo hacemos) se debería de especificar su procedencia.
Hola Anna, si lee el post, pongo perfectamente en rojo que las fotos no son mías, y que hay algún problema se quitan. En la cabecera del blog también lo pone. Se trata solo de leer, lo pone claramente. La imagen la cogí, en su día, de Google. Ahora bien, si usted no quiere que esté ahí, me lo comenta, y la foto va fuera, sin problema alguno... No es la primera vez que un lector me ha comentado: "Oye, por favor, quita la foto, por esto...", y no pasa nada.
Publicar un comentario