Superábamos los treinta grados de temperatura perfectamente. El bar estaba completamente vacío, pero en la terraza delantera, recién regada a manguerazo, había una buena sombra. Le pregunté al tipo que si podía llevarme el café a la terraza mientras cogía la prensa local de encima de la barra. No me puso objeción ninguna.
Los gorriones revoloteaban alrededor de los pequeños charcos de agua que se habían formado, y el frescor de las plantas de la terraza, fundamentalmente enredaderas, se agradecía. La portada del periódico hablaba de victorias deportivas locales y de escándalos políticos. En mitad de mi lectura, llegó un coche azul hasta el aparcamiento cercano, creo que era un Citroën Picasso. En un principio no reparé mucho en su presencia, pero me llamó la atención que el vehículo se parara justo en medio del aparcamiento, sin tomar cualquiera de las plazas libres. Dejé el periódico encima de la mesa y pude ver como un tipo que había bajado, sin apagar el motor, daba la vuelta por detrás y abría una de las puertas laterales, la que daba justo enfrente de mí.
Del coche se bajó jovial y jocoso, un perdiguero negro azabache, que movía el rabo continuamente de un lado para otro mientras olfateaba el suelo. Entonces, el tipo del coche, que rondaría los cuarenta años, cerró la puerta y volvió al asiento del conductor. Arrancó y se perdió de mi vista.
Allí, en mitad de la nada. El perro se quedó mirando la huida ruin sin dejar de mover el rabo ni un solo instante. No creo que el animal tuviera más de dos años. Le di un sorbo a mi café, ciertamente inquieto, ya que no estaba acostumbrado a presenciar escenas tan deshumanas como la que había tenido el dudoso placer de observar. El perro estuvo a pleno sol alrededor de unos diez minutos, después se vino a buscar el refugio de la sombra entre las enredaderas de la puerta, sin dejar de mover el rabo, y sin quitarle la vista a la carretera. Es el principio de tu fin, compañero – fue realmente lo que pensé. Y me entristecí mucho ante aquella estampa de fidelidad y amor animal claramente vilipendiada y pisoteada por un cobarde. Absorto estaba en mis pensamientos cuando la voz del camarero, tras de mí, me sobresaltó: Esto pasa casi todas las semanas, comentó. Distinto coche, distinto tipo, distinto perro, misma historia… Me imagino, le respondí intentando ocultar mi rabia, mi tristeza y mi congoja, y de un sorbo me terminé el café.
P.D: "El Principio de tu Fin" está basado en una historia real que me ocurrió la semana pasada. Micho I de Gato me recomendó que sería un buen Relato Corto para una próxima publicación y, entre los dos, le dimos forma hasta quedar tal cual lo presentamos en el blog. Espero que os guste y, sobre todo, os haga reflexionar... Besotes&Absentas.
12 comentarios:
Te acepto la absenta. Triste historia pero muy bien contada, tu estilo nunca pasa desapercibido, es delicioso.
Un saludo.
Si los humanos son capaces de hacerle eso a los de su propia especie, que no seremos capaces de hacer con los animales...
Tan bien contado que la rabia y la indignación me nublan la vista, y me recuerdan que hay muchos animales que no merecen ser tratados como seres humanos.
Salu2
La historia esta llena de hijos de la gran puta. En ocasiones, esta, se escribe con sangre. Y desgraciadamente casi siempre con esta entra. Ese pobre bicho, y me refiero al perro no al otro, seguramente estará mejor ahora, sin boces ni palizas. Este es un fiel relato contado de forma magistra, como es costumbre en ti, de la barbarie humana y sus consecuencias sobre los indefensos y los debiles. El eslabon perdido existe, es el bicho, no el perro si no el otro...
SEMPER FIDELIS
Tengo perro, mi historia personal ha estado muy marcada por ellos........en mi ruptura sentimental tuvieron mucho que ver los perros, no es que mi ex los maltratase pero su condición de cazador hace que conciba mi forma de sentir hacía ellos de una forma muy distinta a la suya....
La historia que cuentas, magnificamente por cierto, no por cotidiana y más ahora verano por estos lares, no deja de ser triste. Y lo más, para mí, es como esos perrillos abandonados a su suerte, seguirán esperando el regreso porque su alma no está hecha para concebir la deslealtad ni la maldad.
Me he puesto triste, pero tú no tienes la culpa.
Una estrella de esperanza para tí, y una para cada animal maltratado, abandonado y vejado para que su fin tenga un final feliz.
Con cariño
Sherezade
Hola Andres:
Muy bueno el relato, pero no quiero contarte de lo que son capaces los humanos ahora que llega el verano y las vacaciones, como por ejemplo si los padres son mayores los llevan a urgencias en el infanta y los quedan alli, y ellos se largan, mientras ellos se van de vacaciones. Asi que cuando los trabajadores de urgencia, preguntan por la familia, resulta que no hay nadie y no tienen mas remedios que atenderlos en el hospital o enviarlos a una residencia, claro, cuando terminan las vacaciones vuelven a por ellos para no perder el dinero de la pension.... Si algunas personas hacen estos con sus padres, pues imaginate con un perro, y ese por lo menos lo abandono, ya te puedes imaginar lo que hacen otros.... Otra cosa mas, quizas deberias de mojarte mas en algunos de tus relatos y hacer mas critica social, aunque no con mucha acritud... Saludos y absenta para todos...
Muy bien Andrés, me ha gustado mucho... me ha parecido tan triste y es tan real lo que cuentas ¡que me han dado ganas de cortarle los huevos al tío!
Por Dios... que los animales no son juguetes, tratémoslos como se merecen.
¡Un beso grande!
el unico q esta abandonado es el corazon del hombre
1 saludo
Que gente más desgraciada e irresponsable!!
Me alegro de leerte Duncan.
Besos.
Que terrible tristeza deja tu relato... casi más que la realidad, porque terminamos pensando que "alguien lo recogerá" o tontunas de esas. Deshumano... ¿o demasiado humano? Grrrrrrrrrr (animal)
me jode me jode me jode me jode me jode me jode me jode me jode me jode me jode
¡Hola Duncan!
Triste historia la que nos explicas hoy y que presenciastes, lo peor que se repite y que esa gente tan cruel, tan miserable cometen el delito y se van tan campantes. Espero que tu relato sirva para hacer reflexionar como tú dices, pobres animales inocentes...
Espero que estés bien, besotes.
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