Los más fans del western, de
las viejas historias del Lejano Oeste, estamos de enhorabuena con la serie, o
más bien miniserie de una temporada y seis episodios: “Érase una vez el Oeste”,
que producida por Netflix y estrenada en 2025, ha venido a darle una nueva
vuelta de tuerca al género con una historia francamente interesante, y hasta
didáctica, lo cual hace que me guste aún más.
El cine nos ha dado muchas
películas basadas en historias reales de aquellos convulsos años: La Conquista
del Oeste, los ataques de los indios, las masacres del ejército de los Estados
Unidos, la creación de nuevas ciudades, vaqueros, pistoleros y mil episodios
más, pero también es cierto, que, hay ciertos capítulos de aquella historia que
no han sido narrados aún.
Uno de ellos, que yo reconozco que solo conocía muy de pasada, es la llamada “Guerra de Utah”. Un episodio que discurrió entre mayo de 1857 y julio de 1858, y que también se conoció como “La Guerra Mormona” (de hecho, yo lo poco que sabía me lo había comentado un mormón hace 20 años), “La Rebelión Mormona”, o la más larga y romántica de las definiciones: “La Metedura de pata del Presidente Buchanan”…
En realidad, aquello no fue
una Guerra con sus batallitas, pero sí tuvo algo de guerra que involucró al
ejército de los Estados Unidos, a los Mormones que se estaban estableciendo en
Utah desde 1847 (diez años antes de los hechos narrados en la serie), y que
llegaron a tener tanto poderío como la creación de un ejército propio, “La
Legión Navoo”, y que habían sido expulsados de otros estados como Ohio, Misuri
e Illinois, y por otra parte, a los indios de distintas tribus, algunos más
belicosos que otros, que se veían desplazados continuamente de sus tierras por
la llegada masiva de hombres blancos, y el propio ejército de los Estados
Unidos que iba tomando posiciones en la zona, al principio, en franca minoría,
pero con los años con más presencia… De hecho, para el final de la Guerra de
Secesión, diez años después de los acontecimientos narrados en la serie, el ejército
de la Unión se hizo fuerte en la zona, aunque los Mormones también continuaron
con su labor misionera por la zona, ya sin mayores problemas.
La serie se centra en dos
arcos fundamentales, aunque hay algunas subtramas, narrativas secundarias, que
me han llegado a recordar a ciertos videojuegos de rol basados igualmente en
esta época tan movida.
Por un lado, tenemos a una
mujer soltera, Sara Rowell, que, acompañada de su hijo, intenta atravesar el
peligroso Estado de Utah para llegar hasta su marido. Para ello, intenta
contratar a alguien que los lleve hasta su destino, esquivando bandidos,
peleas, tiros, indios, y gente poco recomendable, además de los elementos
climáticos típicos de la zona, como nevadas del santo copón.
De manera paralela, tenemos la
historia de Jacob y Abiss, un matrimonio mormón, que intenta llegar con los
suyos en una caravana compuesta por colonos que van hacia California, y donde
hay mormones y gentiles. La caravana es atacada por indios y mormones
disfrazados de indios que cubrían sus rostros con capuchas, acabando con
hombres, mujeres, niños y todo lo que se movía.
Este hecho, La Masacre de Mountain Meadows, fue completamente real, aunque la serie lo resume en un ataque certero de apenas media hora (ni siquiera llega), cuando en realidad fue un asedio de cinco días a los colonos, que, una vez pactada su rendición, fueron masacrados sin piedad por los mormones, perdonando la vida a solo diecisiete niños pequeños menores de siete años. El episodio de la Masacre es uno de los que más acción tiene de toda la serie.
En la serie, Jacob y Abiss
sobreviven a la Masacre, pero son separados. Jacob es dado por muerto cuando un
indio le intentó cortar la cabellera, y Abiss ve como sus compañeras y amigas
son degolladas por los indios de “Pluma Roja”, un jefe indio que se encapricha
de ella. Jacob recurrirá al ejército y a sus hermanos mormones para
recuperarla, sin sospechar al principio que han sido sus correligionarios los
culpables del ataque, en pos de su autonomía, y hasta posible independencia de
los Estados Unidos.
En definitiva: Tengo que
reconocer que la serie me ha entusiasmado. Me ha tenido pegado a la pantalla
los seis episodios, y no he visto nada raro en armas e indumentarias, aunque si
es verdad que los uniformes de los soldados me confundían un poco al parecerme
una mezcla de los futuros uniformes yanquis y confederados.
Tiene buenas escenas de acción, buenas interpretaciones y el violento, real y sórdido como marcaba la época en realidad. Nada de camisas requetebién planchadas tipo John Wayne. Tipos rudos, guarros, de gatillo fácil y donde la muerte está muy presente. Es la ley del más fuerte y eso se refleja pronto, rápido y bien.
Personalmente, me ha gustado
más la historia de Jacob-Abiss, los mormones y los indios, que la de Sara, su
hijo y el periplo imposible hasta llegar hasta el supuesto marido de Sara, que
me ha parecido más increíble, pero en el conjunto global aprueban y con nota.
De hecho, de nota le doy un 7, y os la recomiendo fehacientemente. A mí me ha ayudado mucho a aprender una parte de la Historia que casi desconocía, y solo por eso, ya me valió la pena.
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