“Ad Vitam” es una película belga de 2025, producida por Netflix y que nos
trae una historia bastante trillada ya en el cine, de gobiernos y policías
corruptos (o más bien agentes especiales de la policía francesa), traiciones,
vista mil veces en el cine estadounidense, pero que también se ha vuelto muy
común en el cine europeo, y esta es la muestra.
Su protagonista es el actor
francés Guillaume Canet, (la versión francesa de Pablo Motos, que a mí no me
convence nada, que además es el guionista y el productor ejecutivo de la
película, y le ha faltado ser técnico de sonido e iluminación), y que hace de
duro policía que intenta proteger por todos los medios a su embarazadísima
esposa, compañera de profesión.
De secundario de lujo tenemos al actor especializado en
artes marciales, Nassim Lyes, que lleva algunos años haciendo películas como
churros, ya todo un clásico en el género de acción.
Y en la narrativa: Una trama sencilla, y por supuesto, un metraje metido con calzador, de una hora y treinta minutos, que, sin exagerar, podría funcionar muchísimo mejor con quince o veinte minutos menos, con menos bla bla, y un poco más de acción y dinamismo…
“Ad Vitam” falla, en mi
opinión, desde el principio, en precisamente eso… El principio. La trama comienza
con unos personajes apenas esbozados, apenas pincelados, y el espectador
durante los primeros diez o quince minutos puede llegarse a preguntar: “Pero…
¿Qué carajo está pasando? No me estoy enterando de nada”… ¿Y sabéis qué?, que
tendrá toda la razón porque el principio de la película es bastante confuso con
la pareja conformada por Franck y Leo siendo desvalijados en su piso, atacados,
amenazados, y con unos malos que ya desde el primer momento llevan el brazalete
de policía en el brazo, se tapan la cara y eliminan a gente random sin tú
enterarte bien por qué…
Después ya viene el consabido recuerdo o flashback de media hora: Franck metiéndose en la policía por su padre fallecido, siguiendo la tradición familiar, conociendo a Leo (la que será la madre de su hijo), a su amigo Ben con el que no pega ni con cola, y mostrándonos toda la camadería y testosterona típica de este tipo de agentes, todos se llevan muy bien, como una gran familia, hasta que Franck mete la pata en el asalto a un hotel y queda fuera del cuerpo, degradado, expulsado y le quitan el carnet de la biblioteca, que es lo que peor lleva, y se va a la calle directamente a buscarse la vida con un nene en proceso…
Eso es cuarenta-cincuenta
minutos de película, y ahora si… Cuando ya llevas una hora de metraje te
empieza a cuadrar el principio, aunque de momento a grandes rasgos, y te
enteras que la sangre que hay en un parche que perteneció al padre de Franck, recordemos que el padre
murió cuando él tenía ocho años, está relacionado con el asalto al hotel, la
gran cagada que llevó a nuestro protagonista a ser denostado, y descubre una
trama que involucra al mismísimo gobierno francés con la eliminación de dos
tipos de la CIA, con lo que Franck tendrá que enfrentarse a los que antes esas
sus colegas de la policía que quieren hacerse con las pruebas, secuestrando a
Leo, soltando risas diabólicas y persiguiéndolo por medio París.
Ante estas circunstancias, a
Franck solo le queda recurrir a su amigo Ben, para intentar dilucidar la verdad
y rescatar a Leo, ya puestos…
En Definitiva: Película con escasas, pero buenas escenas de acción, basadas fundamentalmente en dos mil tiros y persecuciones que se concentran fundamentalmente en la última media hora de metraje, y que dejan un final un tanto típico. De nota le doy un 5, y posiblemente la olvidaré en 48 horas.
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