No suelo ver cine saudí. La
verdad es que no está entre mis principales fuentes cinematográficas, pero hace
unas semanas oí hablar de una película que había despertado interés en algunos
festivales de cine, siendo de Arabia Saudí, y desde “La Bicicleta Verde”
(2012), que es una película que suele ver con mis alumnos de año en año, y que
os recomiendo fehacientemente, pocas son las de esta nacionalidad que veo y
menos las que recuerdo.
“En el desierto” (Netflix, 2023) es una película saudí que
se ha presentado en la parrilla española hace un par de días, y la curiosidad
me ha podido, más cuando en estos días, las películas navideñas campan a sus
anchas por doquier, y uno busca algo que no sea Santa Claus, como agua de mayo.
En la narrativa: Tenemos a Sara, una joven que queda con un
amigo, pretendiente, para ir a una fiesta en mitad del desierto. El plan es ir,
pasarlo bien y volver antes del toque de queda, ya que su padre tiene que
recogerla a las diez.
Pronto, ya desde casi el principio, las cosas comienzan a ir
mal. En el desierto se encuentran a la versión saudí del diablo sobre ruedas en
un Toyota, que les llega a enseñar una pipa por la ventana, además de
encontrarse idiotas con quad por el desierto sin rumbo ni destino.
La
fiesta, que es solo para hombres, pues así son las costumbres saudíes, o
musulmanas, que no se mezclan con las mujeres, no es lo que ella esperaba
encontrar (ya es ingenua la protagonista). Tiene problemas con otras mujeres,
se queda sin batería, descubre el fraude de un falso poeta (esta parte es una
auténtica ida de pinza), y para rematar llega la policía buscando cosas raras y
malas, y es que allí hasta los propios camellos, los animales me refiero, van
hasta el culo de todo tipo de drogas… Y, es que antes de llegar a la fiesta se
cargan a un joven camello con el coche, un punto en la narrativa que es muy
importante, ya que se desata la ira de todos los camellos del desierto que
juran venganza, dejando a cualquier monstruo o bicho de películas de terror a
la altura del betún, y lo que es peor para Sara es que si no llega a tiempo a
verse con su padre, puede ser mucho peor en un país donde las mujeres, que van
con el burka de pies a cabeza cuando salen a la calle, están sometidas a la
potestad del varón, en este caso su padre, hasta el día en que se casen, que
entonces estarán bajo la tutela del marido. Es que más infunde terror a Sara,
es lo que más miedo me ha dado a mí personalmente, como persona y espectador.
El tema de los camellos es bastante curioso, y es que la
película podría haberse titulado perfectamente: “El ataque de los camellos
asesinos”, o “Venganza Camella en el desierto de Arabia”. Y es que a los
camellos solo les faltan una ametralladora para estar completitos.
La película roza el realismo mágico, con toques de
surrealismo y mareo, la música no acompaña demasiado, y la trama da botes en el
espacio-tiempo y mezcla subtramas que harían palidecer a todo el Ministerio de
Igualdad, al menos que en estos casos concretos se mire para otro lado por
aquello de que son una cultura ancestral, y son sus costumbres hay que
respetarlas. A su hora cincuenta minutos, le sobran, perfectamente, media hora
de metraje, y personalmente no me ha llegado a enganchar. La he encontrado
agobiante, y a ratos absurda y aburrida. Le doy un 4 por el interés antropológico,
aunque recordad que yo, de cine, no tengo ni idea.
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