“La
Canción de Apolo” (Planeta Cómic, 2023) es uno de los mangas que Osamu Tezuka
creó en un momento convulso de Japón, y del mundo. Japón vivía de primera mano
el despertar sexual de finales de los sesenta, que en Europa vendría
representado por el Mayo del 68, además del nacimiento de una nueva izquierda
en las Universidades niponas, nuevas revistas mangas de un contenido más
explicito y subido de tono, dirigido a un público masculino que demandaba estos
productos, la presencia estadounidense en Japón desde finales de la 2ºGuerra
Mundial y la Guerra de Vietnam, amén de los primeros intentos de clonación con
vegetales…
En la
narrativa, algunos de estos elementos se van a ver reflejados en “La Canción de
Apolo”, y quizás de manera más palpable en el manga, “Poema de Trastos”, que
cierra con sus últimas treinta páginas este tomo.
En “La
Canción de Apolo” (575 páginas, tapa dura), tenemos la historia de Shôgo, un
joven que ha crecido en la misoginia, y el odio visceral a cualquier
manifestación amorosa o romántica, que arrastra un fuerte Complejo de Edipo en
el fondo, y dosis de machismo (no hay que leer el cómic con la mentalidad
actual, y ser consciente de que es hijo de su tiempo). Internado en un pabellón
psiquiátrico, y a base de calambrazos por parte del doctor de turno, a Shôgo se
le aparece la diosa Atenea, que lo castigará por su comportamiento hacia las
mujeres y el amor, convirtiéndolo en un nuevo Sísifo, condenado a conocer a la
mujer de su vida, pero muriendo (él o ella) antes de llegar a la felicidad en
pareja…
Por
ello, pasará por toda una serie de experiencias vitales, algunas en el pasado o
en un futuro lejano (2030), donde los deseos de la diosa se harán realidad, y
el castigo para Shôgo se irá cumpliendo hasta el final…
En definitiva: es un cómic muy recomendable, pero que hay que leer siendo consciente de la etapa en la que fue escrito (publicado por primera vez en 1970), con la mente abierta, y sin complejos. “Poema de Trastos”, igualmente, es una pequeña historia, muy amena e interesante, sobre las rebeliones universitarias japonesas de finales de los sesenta, la música folk y la situación del país en aquella época. Personalmente, lo recomiendo.
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