“Imperdonable”
(Netflix, 2021) nos trae una historia rocambolesca, con una Sandra Bullock que
tiene el bruxismo por las nubes, en la que tenemos una cinta a la que le
sobran, perfectamente, cuarenta minutos, y que, en mi opinión, es lenta de
narices…
Alerta de spoilers y demás revelaciones… Ruth Slater (Bullock) acaba de salir de
la cárcel, después de matar a un sheriff y portarse bien durante veinte años.
En continuos flashbacks al pasado, vemos lo que pasó un trágico día en el cual,
defendiendo la granja familiar donde vivía con su hermana pequeña (Katie),
sufrió el acoso por parte de los hombres del banco de turno y el sheriff, que
era un buenazo (o eso parecía), resultó muerto.
Tras
su salida del trullo, quiere buscar a su hermana pequeña, que vive con una
familia adoptiva (y que ya es mayorcita y vive felizmente) y que parece haber
olvidado su pasado. Mientras, trabaja en una fábrica de preparados de pescado,
y vuelve a la añoranza de la granja, ya ocupada por otra familia feliz y multirracial.
Con
su mandíbula tensa, y cara de cartón arrugado, Ruth se va enfrentando a su
pasado, y a los hijos del sheriff asesinado, que buscan venganza veinte años
después o a gente que la reconoce y que quiere hacerle la vida imposible…
Hasta prácticamente el final, no te vas a enterar de la historia completa. Pero, para ello, te tendrás que tragar unos cuarenta minutos que no aportan nada a la trama. Para mí, ha sido un auténtico tostonazo de película.
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