“Tales
from the crypt. Volumen 1. Edición en castellano (Diábolo Ediciones, 2021),
recoge 34 historias, publicadas originalmente entre abril de 1950 y febrero de
1951, es decir, ayer, pertenecientes a los números 17, 18 y 19 de las revistas
del género “The Crypt of Terror” y “Tales from the Crypt” (de esta última, los
números 20, 21, y 22).
Lo
primero que llama la atención de este volumen, es la publicación del contenido,
con las portadas originales, las historias publicadas por fecha y autor o
autores. La introducción al cargo de Grant Geissman, te explica perfectamente
los primeros años de EC Cómics, que pasaron de publicar cómics bíblicos en los
cuarenta, que representaron la ruina total de la empresa, a apostar por lo que
realmente podía vender: El miedo. Respecto al mismo tema, el prólogo a cargo de
John Carpenter es bastante revelador.
Si
bien, mis cómics favoritos del género son los de finales de los sesenta y
principios de los setenta, tengo que reconocer haber disfrutado bastante de las
213 páginas que consta el tomo. Muchas de las historias tienen personajes muy
parecidos, casi calcados, y algunas de sus historias ni siquiera son de terror
en sí, sino relacionadas con misterios de policías y detectives, con varios
triángulos amorosos por medio.
La
evolución de las historias, de los guiones y del dibujo, se nota según van
pasando los meses y las revistas. Una curiosidad es la publicación de relatos
cortos terroríficos, no ya de cómics en sí, a lo largo del tomo, así como las
cartas que recibían en la editorial, no todas buenas, respecto a las
publicaciones. Igualmente delicioso es comprobar como la industria del
marketing hacía sus pinitos pidiéndole algunos centavos a la muchachada a
cambio de caretas para fiestas, o el intento de vender números de cómics
bíblicos, y es que me imagino que EC tendría un stock importante desde los
cuarenta. Por cierto, dichos cómics se pagan a precio de oro, hoy en día, en
Estados Unidos.
Tipos
como Al Feldstein, Harvey Kurtzman o Johnny Craig, al mando del joven heredero
de la empresa, Bill Gaines, lograron sacar de la ruina la empresa con relatos e
historias como estas, que hoy en día nos parecen de lo más inocentes, pero que
enganchaban a la chavalería tanto que pronto los números atrasados se volvieron
difíciles de conseguir, a pesar de que había errores en la narrativa que hoy en
día quizás no se perdonaran tanto, como situar piratas en la segunda mitad del
S.XIX o al hombre de Neandertal en el 200.000 A.C.
¿Qué
más daba? Se trataba de hacer volar la imaginación, vender y tirar para
adelante, y creo que lo consiguieron con estas revistas de terror. ¿Lo
recomiendo? Sí, claro que sí. Es una suerte disfrutar estas historias en
castellano, setenta años después, con la esencia de aquellos años.
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