Borat, el polémico periodista de Kazajistán, ha vuelto, catorce años después, en una nueva y desternillante entrega de su vida, en “Borat: Película film secuela”, un falso documental, que, desde la risa y el chascarrillo, se ríe en la cara de los estadounidenses, y de parte del mundo en general.
Borat, que se encontraba en un gulag, por haber dejado en ridículo a Kazajistán en la primera entrega de la película. Es reclamado por su gobierno, para hacerle un regalo al Gobierno estadounidense, en forma de uno de sus principales ministros, y estrella del porno nacional, un mono. Pero, su hija se cuela en la caja donde tenía que ir el ministro-mono, y llega a los Estados Unidos, clandestinamente. Desde ese momento, en plena pre-campaña electoral, y con el coronavirus recién escapado desde China, y campando a sus anchas, Borat tendrá que hacer el esfuerzo de regalarle a su propia hija a uno de los políticos conservadores, republicanos, si no quiere ser eliminado cuando vuelva a casa.Con un humor disparatado, aunque a mí me gustó más la primera parte, Sacha Baron Cohen, vuelve a burlarse de todo, y de todos, poniendo encima de la mesa la gran hipocresía de los políticos estadounidenses (sobre todo, Giuliani, tiene una escena un tanto “rara” que prefiero no comentar).
Me ha gustado mucho, he soltado alguna carcajada, que me hacía falta, y la verdad es que la recomiendo. No es para tirar cohetes, pero da unas pullas muy buenas y hasta necesarias.
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