La primera temporada de
“Future Man” (2017) me ha dejado un buen sabor de boca. Hasta hace una semana,
no conocía esta serie, pero tengo que decir que me he tragado los trece
episodios que conforman su primera temporada en siete días, y es que me ha
enganchado bastante, por ser una serie sencilla, interesante, y sin grandes
pretensiones, lo cual evita que se meta el castañazo según avanza.
Josh Futturman se gana
la vida trabajando como limpiador en una multinacional farmacéutica, aunque
también es un jugador de videojuegos, obsesionado con un juego bastante antiguo
que nadie ha logrado completar, “Las guerras biónicas”. En la fase final hay un
truco, y hasta que Josh no lo descubre, no culmina el juego.
En el mismo momento en
que lo consigue, dos personajes del juego se presentan en su habitación y le
dicen que el juego es real, y que las Guerras Biónicas suceden en su futuro, en
el cual, la raza humana ha sido modificada genéticamente por el actual jefe de
Josh, el director de la farmacéutica, relegando a las cloacas a la raza humana
original no modificada.
Como en Terminator, los
viajeros del tiempo deben evitar que ese futuro exista matando al jefe de Josh,
Kronish, y para ello, lo reclutan pensando que es un ágil guerrero, el mejor de
todos los tiempos. El error a tal afirmación, y las “diferencias culturales”
crearán una serie de situaciones, a cual más surrealista, mientras se abren
distintas líneas temporales, en donde suceden distintas cosas según las
decisiones tomadas, mayoritariamente, por Josh.
La serie tiene ya un
tiempo, pero a mí me ha gustado mucho por su humor y su manera de narrar
algunas décadas como los ochenta o los cuarenta (en blanco y negro en gran
parte). Os la recomiendo si os gustan los videojuegos antiguos, las comedias
futuristas, las chicas de pelo morado y los viajes espacio-tiempo.
P.D: Hay un episodio
que ocurre en la casa de James Cameron que es desternillante.
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