En “Rocambola” (2018)
tenemos a Dante, un ladronzuelo de poca monta, que va a hacer su particular
viaje a los infiernos. Entra en una lujosa y rustica casa vacía, esperando
encontrar un suculento botín, con su walk-man y su música clásica, como si del
mismísimo Star-Lord se tratase. Los primeros quince minutos nos muestra el
deambular y la poco profesionalidad de Dante, que debería ir a lo hecho y
largo. Pero, no. Pronto se encuentra de frente con una extraña pareja, él (Saeta)
con parche en el ojo, con cara de malo, le invita a desayunar. Ella calla, es
parte del escenario.
Saeta le propone
quedarse con diez mil leuros, si consigue abrir la caja fuerte de la casa. Y
Dante, que venía en plan cazador, se ve cazado, y envuelto en una rocambolesca trama,
que puede incluso llegarle a costar la vida si no juega bien sus cartas.
La película no está
mal, está entretenida. Quizás mejor la primera hora, ya que los últimos veinte
minutos se me han hecho muuuuy largos. Hay que destacar que Juan Diego Botto en
el papel de Saeta, lo borda. Brilla como él solito dentro de una cinta donde
los demás no le acompañan, no le echan el sentimiento que Botto le otorga a su
personaje. Amena “Home Invasion” que le dicen los gringos, a la conquense.
P.D: La casa es la
repanocha. Immmmpreeesionante la casa.
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