“Taxi Teherán” (2015)
la vi hace cinco años, en su estreno. Pero, incomprensiblemente, no le dediqué
una entrada en el blog, y pensaba que sí. La he estado buscando en el blog, y
no he dado con ella, así que he decidido volverla a ver y dedicarle cuatro
líneas, aunque la película se merece más de lo que yo habitualmente suelo
escribir por aquí.
Me gustó mucho en su
día, y me ha vuelto a gustar verla otra vez. Al director Jafar Panahi le
prohibieron volver a rodar películas en su país, porque la nueva ola de cine
que él representaba (y que representa aún, aunque en cinco años solo ha sacado
una película), no estaba muy en la línea del régimen iraní. Así que, se inventa
un documental, un falso documental, una especie de road movie, en la que él
hace de taxista y va recogiendo a gente por las calles de Teherán (apenas vemos nada fuera del vehículo), actores no
profesionales que pudieron meterse en un buen lío. Cada uno con sus ideas y
pensamientos, con lo que se monta una película con un par de cámaras, y de
paso, consigue darle en los morros al gobierno.
Con esta película, de
paso, muestra el interés de los iraníes por el cine internacional, pirateado a
base de bien, y mostrando una mezcolanza de opiniones, y de lo que vendrá en
futuras generaciones de iraníes, que tarde o temprano, se supone, acabarán
imponiendo la cultura a la religión imperante.
Se llevó el Oso de Oro
de la Berlinale el mismo año que se estrenó, pero no le dejaron recoger el
premio, por lo que su sobrina, que también sale en la película, fue la que
recogió el premio. Tenía una duda con esta película, y creo que la he zanjado.
Os la recomiendo.
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