Con “La vida invisible de Eurídice
Gusmão” (2019) estamos ante un drama brasileño, de dimensiones épicas, que
podría haber dado para una serie de varios capítulos.
En poco más de dos horas, se
nos cuenta la vida, durante varias décadas, de dos hermanas: Eurídice y
Margarida “Guida”. Las dos tienen una complicidad absoluta desde pequeñas, y
viven bajo el yugo de su padre, un inmigrante portugués severo y conservador (que lo tiene todo: Malvadísimo, embustero...), y
de su madre, que es igual, o peor incluso, que el maléfico padre.
Eurídice tiene un sueño.
Quiere ser una gran pianista. Viajar a Viena y estudiar piano allí con los
mejores del mundo. Guida es más pasional. Pronto se enamora de un marinero
griego, que la deja embarazada a la primera de cambio y la deja tirada.
Sus padres la rechazan
cuando vuelve a casa, y mienten a Eurídice sobre el paradero de Guida. Guida
vive en la pobreza, aborrecida y triste por estar separada de su hermana, a la
que imagina en Viena, y a la que escribe cientos de cartas. Eurídice siente lo mismo
por su hermana, y está deseando encontrarse con ella.
Dramón, como os digo, de
nivel olímpico. Dos horas y cuarto harto de llorar, y quedándome con cosas que
me han parecido interesantes, como el papel malvado que hacen los hombres en la
vida de las dos hermanas, y la sociedad tan conservadora y machista que les
tocó vivir. Con el final, agoté todas las reservas de pañuelos de papel que
tenía. ¡Ay, cuánta tristeza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario