Como era de esperar, no
he tardado mucho en hincarle el diente al segundo volumen de “14-18”, ya que el
primero
me encantó, y tenía ganas de saber cómo continuaba la historia de estos ocho
jóvenes franceses que se enrolaron, como el que no quiere la cosa, en la
Primera Guerra Mundial.
“14-18. Volumen 2.
Enero y abril de 1915” (Yermo ediciones, 2018) nos lleva al comienzo de las
guerras de trincheras. Los franceses se han dado cuenta de que aquello no va a
ser un simple paseo. Los ejércitos se han estancado. Se han puesto a cavar
trincheras, donde conviven con ratas, barro, humedad, frío y voraces pulgas y
piojos. Los ocho protagonistas se están agriando a raíz de su situación.
Maurice se vuelve cada vez más introvertido, y la sombra de la homosexualidad de
alguno de ellos planea sobre los amigos, lo cual algunos no se lo toman muy a
bien, y va a causar roces en el grupo.
El Estado Mayor francés
sigue tan inepto cómo siempre, por variar. Al menos han decidido cambiar los
pantalones rojos de los soldados, que eran demasiado llamativos en el campo de
batalla y les hacía ser un blanco fácil. Otra de las novedades que descubren es
que los alemanes, incumpliendo el tratado firmado en 1899 sobre el uso de armas
químicas, se enfrascado en la creación de minas subterráneas con las que
atacaran a los franceses con el uso de bombonas de distintos gases. La primera
capturada por los franceses es de cloro. En un primero momento, el Estado Mayor
del ejército galo no le da la mayor importancia, pero la tiene, como van a
descubrir pronto sus soldados de primera línea expuestos a un viento favorable
para los alemanes…
Es el segundo volumen
que me leo de esta serie “14-18” (que yo erróneamente creí trilogía, pero que
en Francia creo que lleva siete u ocho volúmenes publicados), y como el primero
de ellos, me ha enganchado desde el principio. Los “viajes temporales” desde el
final de la guerra a los hechos en cuestión, se repiten al igual que en el
primer volumen. Digamos que el “presente” da paso a los recuerdos del pasado,
de lo ya acontecido. Se ve la evolución del grupo, que cada vez está más
enfrentado y dividido, aunque siguen igual de gordos. Con guion de Corbeyran,
dibujo de Étienne Le Roux y color de Jérôme Brizard, la “trilogía” (porque de
momento solo tenemos tres volúmenes publicados en castellano, pero espero que
Yermo saque pronto más volúmenes) promete. Este volumen tiene un poco menos de
acción que el anterior, pero es más reflexivo y se centra más en las
personalidades de los personajes, en sus relaciones entre ellos y con sus
mujeres, al igual que en la manera de enfocar la guerra que tiene cada uno de
ellos. Por supuesto, recomiendo los dos números que me he leído, y no voy a
tardar en escribir algo sobre el tercero de ellos…
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