Sarah tiene una hija,
Stella, de siete años, que es el amor de su vida. Sarah está divorciada, pero
no se lleva mal con su ex. Sarah es francesa, está en perfecta forma física, y
es astronauta. Siempre quiso ser astronauta, es el sueño de su vida.
En la agencia europea
espacial, en Colonia (Alemania), entrenan varios astronautas para ir a Marte.
Ella es la única mujer. Sarah ha sido elegida para la misión “Próxima”, que la
tendrá un año en el espacio.
Y es que “Próxima” (2019)
es una película atípica, por lo que cuenta su historia. El amor de una mujer
por su trabajo, y por su familia, que es su hija. Rodeada de machismos, y
micromachismos, encarnados, muchos de ellos por el astronauta estadounidense
(Matt Dillon). Es interesante cómo se explica todo el entrenamiento que realiza
un astronauta, a lo largo de la cinta, que es bien duro. Después de la primera
hora de visionado, se transforma en un drama de mucho cuidado, por el papel,
cada vez más presente y pesado de Stella, que hace que, yo por lo menos, haya
ido perdiendo interés paulatinamente en la película, hasta encontrarme con un
final un tanto insípido. Y, es una pena, porque creo que podría contar más
cosas, y quizás mejor.
P.D: He llegado a varias
conclusiones: Los astronautas, y el mundo que los rodea en general, son
bastante machistas. La agencia espacial europea no tiene mucha vigilancia ni
seguridad. Los taxistas te esperan horas y horas, si se lo pides por favor.
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