“Llenos de vida” (2019) no
tiene nada que ver con el fantástico libro de John Fante, por desgracia. La
cosa comienza bien, sale un tipo con una escopeta en la mano, y eso es algo que
te engancha desde el principio.
Pero después, el tema
gira en torno a un tal Castro, que es una antigua estrella de televisión, que
llega a una fiesta, por medio de su chofer, donde también está su exmujer.
Castro vive bastante amargado, es sarcástico e irónico a ratos. En la fiesta
van pasando personajes variopintos, de todo tipo. Desde camareras medio locas,
hasta agricultores ecológicos, vecinos cabreados (el de la escopeta), y se van
aireando cosas del presente y del pasado de la vida de Castro, que, al parecer,
antes no era así (según su antigua señora). Hay una orquesta que, de vez en
cuando, canta en castellano, y la cosa deriva, como todas las fiestas… Poco
más.
Una hora y media larga de
cierto sopor. No sé muy bien de qué va la película, sinceramente, y eso que, en
general, el cine francés me encanta, pero esta película me ha parecido bastante
infumable.
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