Cada vez que pienso en “Ben-Hur”,
me viene a la mente la mítica carrera de cuadrigas en el circo romano, trepidante,
peligrosa, de esas que, cuando eras un crío, te comías las uñas viéndola y
después comentabas la jugada en la calle en con tus amigos del entorno. La
película de Charlton Heston, solían echarla en Navidades o Semana Santa. Estas
películas, tan amenas para mí, ya no las emiten, por la correción político
social que vivimos desde hace unos años. Y no es interesante por su componente
religioso, que hay no me meto, (yo soy de Atenea y su lechuza, acólito, como
bien sabéis), sino cultural, por lo que puede aportar al intelecto algunas
claves que da la cinta. Y, sé que películas hay unas pocas (al menos cuatro,
hasta donde yo sé), pero no las he visto, me refiero a la del 59.
La película, o películas,
están basadas en una novela (no leída ni disfrutada por mí desgraciadamente)
del norteamericano Lewis Wallace (1880). Y esta semana he tenido la suerte de
leerme el cómic, “Ben-Hur” (La versión integral, editada por Ponent Mon, 2014)
de Jean-Yves Mitton, que hace de guionista y dibujante, en este, para mí,
trabajo titánico, y muy bien logrado por otra parte.
Con un dibujo preciosista,
muy colorido y no escaso en detalles, en “Ben-Hur” se nos narra la historia del
príncipe Judá Ben Hur, un rico comerciante judío, al que todo le va bastante
bien. Ben Hur es amigo desde la infancia, de un romano llamado Messala, que
pertenece a la élite. Se han criado prácticamente juntos, y la hermana de Ben
Hur, incluso, se siente atraída por el romano.
Tras unos años
separados. Messala vuelve bastante cambiado, muy consciente de su papel de
conquistador. Algo que choca con el nacionalismo y la religiosidad de Ben Hur,
que sueña con una patria libre de romanos. Por ello, tienen una disputa y
rompen su relación. Ese será el punto de inflexión de la vida de Ben Hur, ya
que, a partir de ahí, las cosas se empiezan a torcer en su vida. Tanto, que, al
poco, es acusado de atentar contra el gobernador romano, tras un incidente con
una teja caída, y es mandado a galeras, mientras su familia cae en desgracia…
De camino a su destierro, un tipo con barbas, Jesús de Nazaret, le da de beber.
El cómic es interesante.
La historia, en mi opinión, también, ya que ocurre en paralelo a la de Cristo,
y en alguna ocasión, sus vidas casi se cruzan, aunque no del todo. Ben Hur
quiere que el Mesías sea un guerrero, un rey armado con un poderoso ejército,
pero le choca que proclamen rey de reyes a un tipo en un borrico. Hay
reflexiones interesantes, aventuras y conflictos para repartir, y me gustaría
leer el libro, y revisar la película en cuanto pueda.
P.D: Hay una cosa que me
ha llamado poderosamente la atención. Hay un personaje, un jeque, que jura por
Alá, en el S.I D.C. Eso me ha chirriado mucho, ya que cuando Mahoma aparece en
la Historia, Alá era una de muchas otras divinidades que se adoraban en la península
arábiga, pero no sé si ya era conocido en estas fechas…
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