Quizás la historia de fondo
que cuenta esta película, “La mentirita blanca” (2017) no sea nueva, es más, puede ser
tan vieja como el ser humano. Desde Pedro y El Lobo, y aquellas mentiras de
fábula para llamar la atención, y que la gente no te crea cuando realmente
sucede, hasta “La guerra de los mundos”, donde la gran masa de oyentes
histéricos provocó el caos, a pesar de que, varias veces se había dicho, era
todo ficción.
En “La mentirita blanca” (2017)
tenemos un pueblo chileno, perdido en medio de la nada: La Punilla. Un pueblo
donde nunca sucede absolutamente nada, y donde el periódico local se muere, por
la falta de información, que conlleva la falta de ventas.
Edgardo es un reportero que
vive con su hermana, la cual tiene problemas mentales. Para evitar el cierre
del periódico, y su consecuente despido, comienza a inventar sucesos que elevan
la venta de diarios. Pero la mentira que se lleva la palma es una, por la cual,
los maizales del pueblo han sido visitados por seres extraterrestres.
Las ventas se disparan,
paralelamente al interés general. Vienen personas de todos los lugares para
conocer el suceso, mientras que Don Fabi, un cacique de la zona, comienza a
comprar terrenos al manejar información privilegiada sobre la construcción de
un gran embalse, cuya reventa le aportaría muchísimos beneficios.
La cinta alterna el presente,
con un futuro donde algunos de los protagonistas (o testigos de las supuestas
apariciones de ovnis), ya mayores, narran su experiencia, a modo de documental.
Esta es otra película que no
me había atrevido a ver antes porque la crítica, empezando por la propia
chilena, me la ponía a caer de un burro. La tachaban de mala entre las malas, y,
sin embargo, con mis pocos conocimientos de cine, la encontré una buena
comedia, de bajo presupuesto, que no necesita mucho más, para volver a recordar
un mensaje antiguo, pero que sigue muy presente en nuestra actualidad, tanto en
Chile (supongo) como en España o en cualquier otro país de vecinos… El poder de los medios, aunque sea a nivel local, es un factor a tener siempre en cuenta. A mí, me ha
gustado.
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