Siete vidas tiene un gato, y
siete días me he tirado leyendo este maravilloso libro, “El tigre en la casa.
Una historia cultural del gato” (1920), de Carl Van Vechten (editado por
Sigilo, 2018).
Vechten y su gata Feathers
A pesar de que, muchas veces,
os traigo por el blog, referencias culturales (libros, películas, documentales…)
sobre los gatos, de este libro, sinceramente, no había oído hablar hasta hace
relativamente poco tiempo.
El gato es anarquista, un anarquista aristocrático y tiránico: Cruel. Esta página me encantó, describe muy bien a los mininos.
Para mi ha sido una sorpresa, mayúscula y
agradable, encontrar a un autor como Vechten (1880-1964), que se mete en una
obra faraónica, sobre gatos, ¡Nada más y nada menos que en 1920! Seguramente en
su época fuera tratado como un excéntrico friki de la cultura felina y un
incomprendido de facto. En el libro se habla de un termino que yo desconocía,
para este amor por los gatos, la ailurofilia
Krysthopher Woods (1989, Buenos Aires) es el encargado de ilustrar este hito de la historia cultural gatuna en su edición castellana.
El libro, como os digo, es un
macroproyecto sobre la cultura del pequeño tigre doméstico que hace las
delicias de los que amamos a estos animales. Es, ciertamente imposible abarcar
todos los aspectos en los que los gatos influyen en nuestra vida, pero Vechten,
en doce capítulos repasa “El gato y las leyes”, “El gato en la ficción”, “El
gato y las artes”, “Literatos que han amado a los gatos” … Por citaros algunos
de los apartados del libro.
Hoy, cien años después de la publicación del libro, sabemos que esto es cierto. Los gatos son capaces de "oler" los procesos químicos de personas moribundas a las que les quedan pocas horas de vida. Vechten intuía una certeza.
Con ello, Vechten se convirtió
en un pionero de un tema poco explorado, pero hoy en hoy, simplemente, hubiera
alucinado con toda la cultura que arrastran los gatos en nuestros días.
Auténticas devociones: Películas, dibujos animados, vídeos en internet… Los
gatos son amos y señores del Universo digital. Para Vechten, que debe pasar
sobre algunos temas y anécdotas solo de puntillas, le hubiera sido imposible
hacer un libro como este hoy en día, ante la cantidad de información que
encontraría al respecto.
Demoledor en algunas de sus opiniones sobre
pintores, artistas, escritores y obras. Sutil, conciso, Vechten era un
auténtico erudito. Este libro es una curiosidad muy interesante para los
amantes de los gatos, teniendo en cuenta que es la primera traducción al
castellano de un libro que va a cumplir los cien años, y que no ha dejado de
editarse en inglés. Yo, reconozco, haberme perdido ante la avalancha de
referencias bibliográficas, teatrales y artísticas, pero entre los chapoteos
lógicos, y que no deja de ser un libro de principios del S.XX, lo he disfrutado
una barbaridad.
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