Los Historiadores del Arte conocemos bien la
obra y vida de Goya, que es, ciertamente, apasionante. Ya, en la carrera, te avisan
de que, hasta que sufre su enfermedad, 1792, esa desconocida enfermedad que le
dejará sordo para el resto de su vida (¿Sífilis, saturnismo…?), Goya no deja de
ser un pintor de su tiempo, y que será después de su sordera cuando algo parece
emerger en su interés, algo desgarrador, que le hace ver y reflejar,
perfectamente, a través de sus pinceles, la hipocresía, la ignorancia, la
mentira y la maldad, los defectos de aquella sociedad de finales del XVIII, que
le rodea…
Con “Goya. Lo sublime terrible”,
El Torres (guion) y Fran Galán, le dan una nueva vuelta de tuerca a aquel hecho
tan crucial en la vida de Goya. Aquella terrible enfermedad que casi se lo
lleva al otro barrio, que cogió a un hombre y soltó a otro, completamente
diferente.
En tres actos, tenemos al Goya
de poco antes de su enfermedad, el amigo del también pintor Asensi Julià (que
nunca firmaba sus obras, y al que se le atribuye desde hace unos años, el
cuadro “El Coloso”. La primera aparición de sus demonios interiores, que lo
atormentan. La relación con su mujer, con sus mujeres, con la duquesa de Osuna,
la duquesa de Alba (que también es perseguida por una prole de demonios, miedos
e inquietudes) … Y la senectud, donde se enfrenta continuamente a sus demonios
a través de sus pinceles, al destierro y a la recta final de su vida.
Este es uno de esos cómics
imprescindibles. De El Torres, ya os hablé cuando comenté hace unos años “El
fantasma de Gaudí” (2016), y es requeteconocido, de sobra, en el mundo del
cómic (es un guionista fantástico), y, Fran Galán, es para mi un
descubrimiento, que me ha parecido una maravilla. Ambos firman, como os digo,
un trabajo impresionante.
“Aun aprendo”, decía en una de
las láminas más celebradas de Goya. Yo también, suelo musitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario