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sábado, 1 de noviembre de 2025

Hell Hole (2024)

 

      De vez en cuando, sin comerlo ni beberlo, llego hasta una de esas películas de bajo presupuesto, como “Hell Hole”, y a pesar de sus palpables limitaciones, resulta que llego a disfrutar.

        Entre este tipo de película, el género de terror suele destacar con criaturas raras, argumentos que rozan lo absurdo e intervenciones, y diálogos, que no llegan a ninguna parte.

        “Hell Hole” tiene un metraje de casi una hora y media, donde la verborrea sin demasiado sentido ocupa un poco más de una hora de su narrativa, y la monstruosa criatura parasitaria a la que se enfrentan nuestros protagonistas, aparece poco y regular en un vano intento de usar una CGI más o menos decente, que se queda en eso… Un intento.


        En esta ocasión no vas a dar botes en el sofá por culpa del estruendo de un violín, o por una subida de decibelios espontánea, o por un terror que se esconde en la oscuridad de la noche. No. Nuestra criatura es un pulpo atávico, terrestre y ciclope, que se te mete como el virus de la gripe en el cuerpo, y solo se va para pillar otro cuerpo, dejando el anterior hecho un guiñapo, y el paracetamol no vale.

        La película viene dirigida por un colectivo familiar llamada “Adams Family”, formada por John Adams y Toby Poser, que además forman parte del reparto, llevan el tema de la producción, localización de exteriores y escenarios, y ponen los cafés en el set de rodaje, y que se han especializado en el cine independiente de terror y de escaso presupuesto, aunque en esta se han gastado un millón de dólares, siendo “Hell Hole” su tercera apuesta cinematográfica, tras “The Deeper You Dig” (2019), “Hellbender” (2021) y “Where the Devil Roams” (2023). A ambos, le acompañan sus dos hijas, una de ellas, Lulú Adams, se presenta en los créditos como guionista.


        Rodada en Serbia, “Hell Hole” nos lleva en su prólogo hasta un bosque serbio. El año es 1814, y se centra en unos soldados napoleónicos perdidos por Serbia. De hecho, debían estar bien perdidos por varios miles de kilómetros, porque Napoleón nunca tuvo tropas en Serbia, y desde luego, el uniforme que visten no es para de la época, pero nos da igual. Es referir, no criticar.

Están perdidos en medio de la nada, están cansados, y se encuentran con una buena señora que les regala un caballo que porta un extraño ser en su interior, que hace explotar al caballo y salta de hombre en hombre. Al parecer, el ser no invade cuerpos femeninos, solo masculinos, por lo que, si nuestros protagonistas le hubieran dicho al bicho que se autopercibían como mujeres, el bicho no hubiera podido hacer nada y la película hubiera concluido a los cinco minutos de rodaje.


El caso es que uno de estos soldados gabachos queda atrapado en el hielo, o en una vaina rara, no se nos explica cómo ni por qué, y a un metro de profundidad, con el bicho en su interior.

Estamos en 2024, y un equipo de fracking está en esa remota aérea de Serbia haciendo un trabajito cuando descubren dicha vaina, con el soldado francés dentro y su parasito ancestral, que más pronto que tarde comienza a saltar de hombre en hombre, acabando poco a poco con todo el equipo masculino de excavación de la manera más gore posible.

Y, de manera paralela, somos testigos de interminables charlas entre unos y otros, con unos efectos un tanto cutres en forma de tentáculos y unas armas de atrezzo del copón, poco curradas.


        En definitiva: “Hell Hole” es deudora de la mítica “la Cosa” (1982), aunque no le llega a los tobillos. La narrativa se mueve en continuos altibajos, con toques teatrales en ocasiones, y con un humor que se podría haber explotado más, y mejor, nunca mejor dicho.

Tiene elementos interesantes: El tema de despertar a un ser ancestral, atávico, dormido, o que inverna, y que despiertan por error de ese “Hoyo Infernal” desatando el caos, el horror, el terror… El propio ser, parasitario, como un Alien clásico, nos lleva al “Body Horror”, al gore más pastelero, de mermeladas. Otro punto es que está rodada en inglés, con algunas palabrejas en francés…

A mi me ha entretenido, no os lo voy a negar. No es para tirar cohetes en la plaza del pueblo, pero me habrá pillado con el día tonto, y le voy a cascar un 5 de nota.

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