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viernes, 17 de enero de 2025

Charlie Moon (Astiberri, 2019) Carlos Trillo, Horacio Altuna

 

        Atraído por el tándem, magnífico dúo, que conformaron dos artistas mayúsculos como los argentinos Carlos Trillo y Horacio Altuna, me he hecho con un cómic de ambos al que le tenía ganas desde hace un buen tiempo, y hasta la fecha no me había hecho con él: “Charlie Moon”, un cómic que nos lleva hasta los años treinta, hasta el Estados Unidos de la Gran Depresión, donde acompañamos a un joven, Charlie Moon, un adolescente del que no sabemos nada… No sabemos su Historia, quienes son o eran sus padres, prácticamente nada más allá de sus gustos por el Jazz y la trompeta, y sus esfuerzos por salir adelante con trabajos efímeros y mal pagados en un país donde pagan las consecuencias del Crac del 29, y donde la discriminación social, y racial, están muy presentes, junto a la pobreza y los esfuerzos de una sociedad decadente por sobrevivir…

        Charlie Moon nació en 1978, pero se publicó por primera vez, de manera serializada, en la revista argentina “Superhum” entre 1980-1981 en seis números que recoge la Editorial Astiberri en un cómic de tapa dura, y 53 páginas publicado en España en 2019 en una fantástica edición, que es verdad que se lee en diez o en quince minutos, pero que se disfruta para toda la eternidad…

 

        Charlie Moon es un completo desconocido, como os decía anteriormente. No sabemos nada de su vida, como ha llegado a la situación en la que vive, quienes fueron o son sus padres, y por saber, no sabemos ni a ciencia cierta qué edad tiene.

        Tiene la inocencia de un chico con buen fondo, carece de picardía o picaresca, y la ilusión del día a día, del vivir, se choca frontalmente en los cinco capítulos que conforman su existencia con una sociedad que se cae a cachos por diversos lados. Historias que ni siquiera tienen título más allá de su propio nombre.


Charlie Moon nos deja huérfanos pronto, ya que su existencia es bastante efímera: Viene, se tira un breve tiempo entre nosotros, quizás en su lapso temporal sean un par de años, en el nuestro un suspiro, y se va discretamente sin decirnos adiós, pero las viñetas de Horacio Altuna son de las que te dejan huella.

Una gota en aquella Gran Depresión que sumió al país en la desesperación, en una melancólica tristeza y en la ruina. Algunos incluso, han romantizado aquella época, y yo personalmente siempre me acuerdo de “Las Uvas de la Ira” de Steinbeck, cuando rememoro esta parte de la Historia.

 

Charlie Moon podría haber acompañado a los Joad perfectamente en su periplo por la paupérrima y resacosa América, silbando “Red River Valley”, pero nos lo encontramos frente a frente con la crudeza de ver desmoronarse la figura de su trompetista favorito de Jazz, un tipo que le defrauda en su primera historia, haciendo amistad con un chico que es buscado por la Justicia pero que él puede llamar amigo, o sus primeros contactos con las chicas…

Y todo ello, con unas viñetas donde el silencio comunica mucho más que el más rebanado y rebuscado de los diálogos, donde no hace falta decir ni una sola palabra para comprender el mundo en el que vive Charlie y cuáles son las reglas sociales que lo dominan, donde hasta algunos amores está prohibidos, vetados, y esa inocencia tan suya se choca una y otra vez contra una sórdida realidad.


Viñetas de casas de madera, carteles de Chaplin, de películas de los años treinta, de anuncios de refrescos, y carteles, como el de la viñeta final del cómic, que nos recuerda lo bien que se vive en Estados Unidos, en ese sueño americano de familia sonriente, feliz y coche familiar.

¿Cómo acabó Charlie Moon?, ¿Acabó alistándose entre las filas yanquis que lucharon contra los nazis en Europa o contra los japoneses en el Pacífico?, ¿Acabó como mozo de almacén, se casó, tuvo hijos…? ¿O simplemente desapareció entre las brumas de la Historia? Es algo que nunca sabremos, pero a mi me gusta pensar que a este personaje al final le fue bien, y que encontró su lugar… Quien sabe.


En definitiva: Estamos ante otro cómic imprescindible de la pareja artística que conformaron en su día Carlos Trillo y Horacio Altuna, que convendría que no dejarais escapar, como otros que ya hemos comentado recientemente como “El Último Recreo” o “New York Blues”. Una joyita de esas que me gusta recomendaros. ¿Precio?, el precio ubicado en la contraportada reza 14 euros, pero os pondré un enlace de compra para que os hagáis con él a un precio ligeramente más asequible… De todas formas, 14 euros no es precio para lo que vais a leer, disfrutar y atesorar.

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