“Zodi & Tehu;
Aventuras en el Desierto” (Francia, 2023), no es una película precisamente
original, porque sobre todo, en los últimos veinte años, hemos visto 400 mil
películas sobre el género de “Niño o niña y amistad con animal específico”
(bueno, quizás sea un poco exagerado, y han sido unas 350 mil), y cuyas tramas
siempre suelen ser las mismas: Nene conoce animal, Nene y animal tienen
problemas con tipos o con la sociedad entera y hay un quilombo grande, y
finalmente se resuelve y Nene y animal son muy felices… Y esperemos que no haya
segunda parte.
Aquí es exactamente así,
con la característica exótica de que el nene en cuestión es un chico
perteneciente a una tribu nómada, beduina, habitante del desierto, y el animal
es un dromedario blanco con una mancha negra en la cabeza, que corre que se las
pela.
En la narrativa: Zodi se
encuentra a Tehu (el dromedario), que está siendo perseguido por traficantes de
dromedarios (los fines de semana, trafican con cromos de fútbol). Lo protege y
pronto se da cuenta que Tehu es muy bueno en las carreras. Las gana todas a
nivel local, y con diferencia, algo que constata una veterinaria (no tengo
claro si es francesa o australiana) que visita a los dromedarios de la zona.
Pronto, Zodi se pondrá
como objetivo ir a Abu Dhabi, a las carreras de dromedarios en busca de fama y
dinero, iniciando una épica epopeya por el desierto, mientras es perseguido,
atosigado y va pasando de aventura a aventura, hasta llegar a su destino donde
Tehu tiene la oportunidad de correr, y de perder…
Película de una hora y
cuarenta y cinco minutos (a la que le sobra, perfectamente, entre 15-20 minutos
de la última media hora, o de los últimos cuarenta minutos, para hacerla más
dinámica), y que puede disfrutarse en familia. La hemos vista, como digo, mil
veces, pero eso no quita que se pueda ver y disfrutar. Os la recomiendo.
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