Hace trece años largos
que se estrenó, por parte de Disney, la serie “Phineas y Ferb”. La serie se basaba en un largo verano de 2008,
en la que dos imaginativos hermanastros realizaban cada día un proyecto, que
conllevaba una aventura que su hermana mayor, Candance intentaba desbaratar
chivándoselo a su madre. En una subtrama, la mascota familiar, Perry el
Ornitorrinco, protagonizaba como espía a la vieja usanza, una aventura paralela
a la historia de los chicos, pero contra el villano local, el Doctor
Doofenshmirtz, que solía presentar, en cada episodio un arma diabólica a la par
que estrafalaria de nefastos resultados.
El show, que era
altamente entretenido, y con un humor muy fino, acabó tras cuatro temporadas en
2015. Y hace unos días, nos hemos encontrado con una nueva película basada en
la serie: “Phineas y Ferb. La película. Candance contra el Universo” (Disney,
2020) que no hemos dudado en ver en cuanto hemos hecho un hueco.
La primera sorpresa es
que se haya retomado a estos dos divertidos personajes y a toda la farandula
que les acompañan, sin perder la frescura que tenía la serie hasta hace cinco
años. La trama nos pone en la piel de Candance y en cómo su frustración por delatar
a sus hermanos, y no conseguirlo, la llevará a ser secuestrada (junto a
Vanessa, la hija del Doctor Doofenshmirtz) por seres extraterrestres, donde la
adularan con el nombre de “La elegida”. Phineas y Ferb, pronto se embarcan con
el Doctor, Perry (de incognito) y el resto de personajes habituales, para
rescatar a Candance, pero ella pronto se verá muy capaz de valerse por sí misma…
Es una película para
todos los públicos (recomiendo haber visto la serie antes), con siete u ocho
canciones muy divertidas, y con una escena post-créditos. A nosotros nos ha
parecido muy entretenida, y la hemos disfrutado en familia.
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