“La Gran Batalla” (2018) es
una película coreana, donde, lo que menos importa es la historia en sí y las
interpretaciones. Estamos a mediados del S.VII D.C, concretamente en el 645
d.c, el emperador chino de la dinastía Tang expande sus fronteras por Corea.
Han caído multitud de fortalezas, y ahora se ha fijado en la pequeña fortaleza
de Ansi, defendida por cinco mil hombres.
Los coreanos son muy buenos,
muy buenos, y hay personajes entrañables. El tipo del hacha brutote, el
espadachín, el noble comandante, la hermana del comandante que es una
ballestera de cuidado, el banderín que mataron a su hermano en una batalla
anterior y tiene debates internos que ni Freud, etc. Los malos, son muy malos,
y no tienen personalidad ninguna, son fotocopias unos de otros, y los hay que
llevan armadura de los pies a la cabeza, con el calor que hace en Corea.
Ahora, las batallas que se
montan en escenarios de papel cartón son la leche, con multitud de artilugios
para matar, destrozar, desmenuzar, herir… Catapultas, flechazos, hachazos,
trampas mortales de mil categorías. Ufffff, las batallas son realmente
espectaculares, con algunas subtramas que no vienen mucho a cuento.
Hay una de las batallas, que
no sé por qué, me ha recordado al Abismo de Helm de “El Señor de los Anillos”.
Serán cosas mías.
Resumiendo, es una película
entretenida, cuyas dos horas y pico se pasan rápido. Espectacular en su
desarrollo, como os digo, simplona con sus personajes, pero no es maleja. Se
deja ver.
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